Agenda Política
Por Miguel Acosta
Vargas
Sobre la
Supremacía
Mucha agua ha corrido en Colima desde el año 2018. En aquel año, Morena y
sus aliados obtuvieron la victoria en la mayoría de los municipios y de las
diputaciones locales.
En Manzanillo llegó la señora Griselda Martínez Martínez, a quien conocía
desde hacía varios años por sus andanzas en la vida política de Manzanillo como
militante del PRD y luego como colaboradora en el programa trisemanal Palabras
Mayores, transmitido por FM vía la Turquesa, estación de radio gerenciada
entonces por Rafael Canet, hoy fallecido.
En ese programa conocí la enorme capacidad de Griselda Martínez para injuriar,
para insultar, para vituperar a los invitados al programa. Solía soltar enormes
mentiras y tremendas falsedades, como en muchas ocasiones se le demostró con
datos duros.
Por esas y otras razones más, no me ha sorprendido nada la manera como se
ha conducido la señora Griselda Martínez en el ejercicio de su responsabilidad
como Presidente Municipal de Manzanillo.
Sus exabruptos y desplantes los conocen muy bien los manzanillenses y
quienes han tenido la desgracia de buscar la solución de un problema y atraer
la atención de la señora presidente en su caso particular.
Morena gobernó seis años consecutivos Manzanillo y los resultados de ese
gobierno tienden más a la mediocridad y no a la satisfacción de la sociedad en
su conjunto.
Manzanillo, lo he dicho antes, es el municipio con mayores ingresos reales
de Colima. De manera adicional a su presupuesto oficial, cuenta con los
recursos brindados de manera directa y preferente por la ex API, hoy ASIPONA.
Ello le ha permitido llenar páginas enteras en pasquines y pagineros de
redes sociales para satisfacer su ego y promocionarse mediáticamente.
Los contratos han sido exhibidos en redes, particularmente por la revista
Territorio, donde ha dado cuenta en forma extensiva de idas y venidas de la
señora presidente municipal de Manzanillo, Griselda Martínez Martínez.
32 días de ejercicio le restan a Griselda Martínez. Ojalá no haya más
manzanillenses dañados, humillados y ofendidos en esos últimos días de su agónico
mandato.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Colima se mantiene en primer lugar como la ciudad con las calles y
avenidas en peor estado para el tránsito vehicular y de transeúntes. Aunque los colimenses no deberían sentoirse4
e4xtrañados, porque a lo largo de los años, las autoridades municipales
mostraron su incapacidad para cump0lir las responsabilidades inherentes al
cargo.
El estado de las calles y avenidas, la recolección de basura, el alumbrado público,
son tres a´treas donde la atención fue deficiente. El estado de la ciudad lo
prueba.
Hechos, no palabras. Eso exige la población.
2. Patética es la actitud del señor presidente de la república, Andrés
Manuel López Obrador, respecto del asuntos de la inseguridad y la guerra entre
bandos del crimen organizado en Sinaloa. Si sus acciones en contra de la salud
y la educación no hubieran sido suficientes para ser juzgado como uno de los
peores presidentes en la historia del país en estos dos rubros, su manera de
actuar frente al conflicto en Sinaloa, lo muestra tal cual es.
3. “La estabilidad del Estado es el objetivo de todo adalid, y, salvo para
el inepto, la perdurabilidad también lo es.
Así la perdurabilidad de un Estado descansa en su capacidad de satisfacer a
los deseos agresivos de su pueblo, la estabilidad no es compañera de la
tranquilidad.
Permitir al populacho asentarse en una política basada en el capricho es,
sin duda, el camino más rápido hacia la anarquía. Estamos obligados a
reconocerlo, mientras que la agresión es vital para la perdurabilidad, la gran
mayoría de los hombres son incapaces de ver el modo de aplicar ese poder de la
manera adecuada. Los hombres son necios, seres crédulos qué tanto pueden seguir
a un santo como a una serpiente. Se dejan adular y mimar, insultar y golpear y,
durante un tiempo irán a donde les digan
Pero sólo durante un tiempo. Luego sentirán la tentación del cambio, la
necesidad de poner sobre el tapete sus deseos particulares. Así destruirán todo
cuanto los hombres sabios hayan construido para ellos con el fin de que puedan
manifestar su espíritu agresivo.
Esa es la calamidad de la historia. Esa es la obra de los hombres que se
dedican a la política.
A no ser, por supuesto, que a los hombres se les enseñe de otra forma; es
decir, a no ser que sus gobernantes hagan de la educación una parte vital de su
acción con el fin de formar de manera permanente las almas de los hombres, para
modificarlas y adaptarlas a las conveniencias políticas y comerciales. No basta
con que los adalides tengan el poder político. Ni es suficiente que mantengan
el poder sobre los asuntos relacionados con el comercio y los negocios. Ni
siquiera juntos, esos dos puntos fuertes son suficientes.
Es necesario agregar un tercero, no menos vital: los hombres deben
decidirse a seguir a sus caudillos a lo largo del estrecho sendero que
convierte la agresión en la esencia de la estabilidad. Y la gente debe seguirlo
no sólo voluntariamente, sino con entusiasmo.
Los hombres deben de ser conducidos, pero ellos no deben advertir la
traílla que los arrastra. La educación satisface ambos requisitos y al mismo
tiempo genera el entusiasmo necesario para seguir el curso elegido. Puede
convertir la agresión en fervor, la obstinación en compromiso y la volubilidad
en Pasión. Una educación bien planificada enseña a los hombres a tener libre
albedrío y al mismo tiempo los convence de que han elegido libremente. Esto,
por supuesto, nunca debería ser el caso.” Sobre la Supremacía
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