Cuando usted oye hablar de Manzanillo, piensa en las playas, en la zona portuaria, en los más de tres mil 500 contenedores diarios que salen del recinto portuario, en la procesadora de atún que tiene años de operar en Manzanillo, en Peña Colorada y en la termoeléctrica, cuyo 90 por ciento de su producción se va al sistema eléctrico nacional.
Muchos más lo hacen penando en el enorme crecimiento comercial que ha tenido el municipio, particularmente la cabecera y la zona turística. Alguna gente dice: Sam’s Club, Walmart, KFC, la Comercial y muchos negocios más.
Pero ahora, muchos otros lo hacen pensando en la nota roja de todos los diarios locales. Mire usted: en una misma semana, precisamente en la vialidad principal de Manzanillo, el boulevard Miguel de la Madrid, asaltaron a una familia en un semáforo y les robaron el vehículo en que viajaban. Eran unos turistas. Fue a plena luz del día.
Un dato más: por ese mismo boulevard se encuentra una escuela, cuya cooperativa escolar fue asaltada por un ladrón solitario, quien se llevó un botín mayor a dos mil pesos. ¡En una escuela!
Tienen un denominador común ambos asaltos: se realizaron a plena luz del día y en la principal avenida del puerto: el boulevard Miguel de la Madrid.
Y la policía municipal: no lo sé, pero en ningún caso funcionaron. No hay acciones de prevención del delito. No hay estrategia. No hay resultados positivos. No quiero pensar que lo que sí hay es complicidad de las autoridades de seguridad pública con los delincuentes. No lo quiero pensar así.
Pero estos asaltos no son actos aislados o únicos, sino la constante de lo que día a día viven los manzanillenses. Robos en casa habitación, negocios, asaltos con violencia son ya parte de la cotidianeidad de los porteños, particularmente. Si usted, amable lector, considera que exagero en el punto que trato, lo invito a que lea usted la nota roja de cualquiera de los diarios locales. Por supuesto, la de Diario de Colima es muy completa y ejemplificativa.
Pero el alcalde de Manzanillo, el panista Virgilio Mendoza Amescua, anda muy ocupado en obtener la licencia del cabildo para contender como candidato a diputado federal por el segundo distrito y no crea usted que pone mucha atención, ni interés, en resolver los graves problemas de inseguridad pública que se tienen en aquella municipalidad.
El asunto es que el alcalde ha resultad muy bueno para andar en el fandango, pero malito a la hora de cumplir con sus responsabilidades. Crear un clima de paz y tranquilidad social es la principalísima de ellas, porque de nada sirven las obras materiales si la sociedad está llena de problemas cuya solución corresponde al gobierno municipal.
Pero el alcalde anda perdido, pesando las 24 horas en qué hacer para obtener la licencia, cómo presionar a aquél, cómo cerrar esta brecha, cómo contener a Culin, cómo resolver el asunto de la minoría en que ha quedado por su pésimo trabajo como alcalde. Si actúa con honestidad, el alcalde sólo debe culparse a sí mismo por lo que le sucede. A nadie más, porque él decidió quienes podían ayudarle a lograr sus metas, él se metió en todos los enredos, él siguió el rollo de sus jugadas “maestras”. El y sus asesores lo tienen en esta situación.
Hay algo que Manzanillo ha sufrido en los últimos meses también: las consecuencias de la guerra entre narcotraficantes. Cuerpos descabezados, asesinatos, secuestros, arsenales descubiertos, incremento brutal del narcomenudeo y el probable involucramiento de miembros de la fuerza de seguridad pública en negocios ilícitos.
Es cierto, ha emprendido el ayuntamiento actual un programa impresionante de obra pública, con la construcción de miles de metros de pavimentos de concreto hidráulico, pero también es cierto es cierto que para los próximos siete ayuntamientos –dije bien: siete- será una carga a pagar de manera irremediable. Serán entre 20 mil y 40 mil pesos diarios, aproximadamente, los que se pagarán durante los próximos 20 años por las obras que hoy se están haciendo.
Bueno, éste es el presidente municipal de Manzanillo, el que no ha sabido cómo, el que no ha podido hacer algo elemental: hacer política al interior de su propio cabildo, lograr acuerdos entre sus propios compañeros de partido.
Sé de muy buena fuente que dos regidoras, la que se ha abstenido como una que aún vota a favor del presidente municipal, tuvieron en la semana anterior fuertes y graves enfrentamientos, uno de ellos fue escuchado por mi fuente, porque fue en la sala de juntas de la oficina del presidente y no fue con la regidora Culin, sino con otra regidora, por el asunto de una candidatura.
El alcalde sabe de la veracidad de estos hechos y conoce las consecuencias de ello: el barquito en que bogaba el alcalde encalló y para su desgracia, no llevaba chaleco, ni bote salvavidas.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Coincido con Manuel Sánchez de la Madrid en que lo ocurrido el sábado es un hecho inédito en la historia política contemporánea de Colima y coincido también el que PRI puede aún resolver el asunto de la candidatura a gobernador por la vía del acuerdo y el entendimiento entre todas las partes. Los gritos y los sombrerazos forman parte de la parafernalia propia de estas ocasiones, pero lo importante es que los actores involucrados y quienes tienen capacidad de decisión, puedan encontrar las vías para conciliar los distintos intereses y proponer al mejor candidato posible. No es algo fácil, por supuesto, pero tampoco es imposible, sobre todo si se ponderan las razones políticas por encima de cualesquiera otras.
2. Ignoro totalmente por qué hay que hacer algo en esta vida, por qué debemos tener amigos y aspiraciones, esperanzas y sueños. ¿No sería mil veces preferible retirarse del mundo, lejos de todo lo que engendra su tumulto y sus complicaciones? Renunciaríamos así a la cultura y a las ambiciones, perderíamos todo sin obtener nada a cambio; pero ¿qué se puede obtener en este mundo? Emile Ciorán
3. Lo que deseamos, lo creemos prontamente y lo que pensamos, imaginamos que también lo piensan los demás. Julio César.
macosta68@hotmail.com
macosta68@gmail.com
agendapolitica.blogspot.com
Muchos más lo hacen penando en el enorme crecimiento comercial que ha tenido el municipio, particularmente la cabecera y la zona turística. Alguna gente dice: Sam’s Club, Walmart, KFC, la Comercial y muchos negocios más.
Pero ahora, muchos otros lo hacen pensando en la nota roja de todos los diarios locales. Mire usted: en una misma semana, precisamente en la vialidad principal de Manzanillo, el boulevard Miguel de la Madrid, asaltaron a una familia en un semáforo y les robaron el vehículo en que viajaban. Eran unos turistas. Fue a plena luz del día.
Un dato más: por ese mismo boulevard se encuentra una escuela, cuya cooperativa escolar fue asaltada por un ladrón solitario, quien se llevó un botín mayor a dos mil pesos. ¡En una escuela!
Tienen un denominador común ambos asaltos: se realizaron a plena luz del día y en la principal avenida del puerto: el boulevard Miguel de la Madrid.
Y la policía municipal: no lo sé, pero en ningún caso funcionaron. No hay acciones de prevención del delito. No hay estrategia. No hay resultados positivos. No quiero pensar que lo que sí hay es complicidad de las autoridades de seguridad pública con los delincuentes. No lo quiero pensar así.
Pero estos asaltos no son actos aislados o únicos, sino la constante de lo que día a día viven los manzanillenses. Robos en casa habitación, negocios, asaltos con violencia son ya parte de la cotidianeidad de los porteños, particularmente. Si usted, amable lector, considera que exagero en el punto que trato, lo invito a que lea usted la nota roja de cualquiera de los diarios locales. Por supuesto, la de Diario de Colima es muy completa y ejemplificativa.
Pero el alcalde de Manzanillo, el panista Virgilio Mendoza Amescua, anda muy ocupado en obtener la licencia del cabildo para contender como candidato a diputado federal por el segundo distrito y no crea usted que pone mucha atención, ni interés, en resolver los graves problemas de inseguridad pública que se tienen en aquella municipalidad.
El asunto es que el alcalde ha resultad muy bueno para andar en el fandango, pero malito a la hora de cumplir con sus responsabilidades. Crear un clima de paz y tranquilidad social es la principalísima de ellas, porque de nada sirven las obras materiales si la sociedad está llena de problemas cuya solución corresponde al gobierno municipal.
Pero el alcalde anda perdido, pesando las 24 horas en qué hacer para obtener la licencia, cómo presionar a aquél, cómo cerrar esta brecha, cómo contener a Culin, cómo resolver el asunto de la minoría en que ha quedado por su pésimo trabajo como alcalde. Si actúa con honestidad, el alcalde sólo debe culparse a sí mismo por lo que le sucede. A nadie más, porque él decidió quienes podían ayudarle a lograr sus metas, él se metió en todos los enredos, él siguió el rollo de sus jugadas “maestras”. El y sus asesores lo tienen en esta situación.
Hay algo que Manzanillo ha sufrido en los últimos meses también: las consecuencias de la guerra entre narcotraficantes. Cuerpos descabezados, asesinatos, secuestros, arsenales descubiertos, incremento brutal del narcomenudeo y el probable involucramiento de miembros de la fuerza de seguridad pública en negocios ilícitos.
Es cierto, ha emprendido el ayuntamiento actual un programa impresionante de obra pública, con la construcción de miles de metros de pavimentos de concreto hidráulico, pero también es cierto es cierto que para los próximos siete ayuntamientos –dije bien: siete- será una carga a pagar de manera irremediable. Serán entre 20 mil y 40 mil pesos diarios, aproximadamente, los que se pagarán durante los próximos 20 años por las obras que hoy se están haciendo.
Bueno, éste es el presidente municipal de Manzanillo, el que no ha sabido cómo, el que no ha podido hacer algo elemental: hacer política al interior de su propio cabildo, lograr acuerdos entre sus propios compañeros de partido.
Sé de muy buena fuente que dos regidoras, la que se ha abstenido como una que aún vota a favor del presidente municipal, tuvieron en la semana anterior fuertes y graves enfrentamientos, uno de ellos fue escuchado por mi fuente, porque fue en la sala de juntas de la oficina del presidente y no fue con la regidora Culin, sino con otra regidora, por el asunto de una candidatura.
El alcalde sabe de la veracidad de estos hechos y conoce las consecuencias de ello: el barquito en que bogaba el alcalde encalló y para su desgracia, no llevaba chaleco, ni bote salvavidas.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Coincido con Manuel Sánchez de la Madrid en que lo ocurrido el sábado es un hecho inédito en la historia política contemporánea de Colima y coincido también el que PRI puede aún resolver el asunto de la candidatura a gobernador por la vía del acuerdo y el entendimiento entre todas las partes. Los gritos y los sombrerazos forman parte de la parafernalia propia de estas ocasiones, pero lo importante es que los actores involucrados y quienes tienen capacidad de decisión, puedan encontrar las vías para conciliar los distintos intereses y proponer al mejor candidato posible. No es algo fácil, por supuesto, pero tampoco es imposible, sobre todo si se ponderan las razones políticas por encima de cualesquiera otras.
2. Ignoro totalmente por qué hay que hacer algo en esta vida, por qué debemos tener amigos y aspiraciones, esperanzas y sueños. ¿No sería mil veces preferible retirarse del mundo, lejos de todo lo que engendra su tumulto y sus complicaciones? Renunciaríamos así a la cultura y a las ambiciones, perderíamos todo sin obtener nada a cambio; pero ¿qué se puede obtener en este mundo? Emile Ciorán
3. Lo que deseamos, lo creemos prontamente y lo que pensamos, imaginamos que también lo piensan los demás. Julio César.
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