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jueves, julio 03, 2008

PAN, ¿Atrapado Sin Salida?

Yadira Lara confirmó lo asentado en este mismo espacio la semana pasada, en el sentido de que su decisión de abandonar el partido Acción Nacional era la respuesta a la sanción que le habrían impuesto por sus “actos desleales”. Aun cuando ella cargó el peso de la responsabilidad de su decisión de abandonar al PAN a la actitud asumida por el dirigente estatal Fernando Antero, la realidad es que el golpe real fue dirigido a Toñito Morales de la peña, a quien catalogó, en otras palabras, como el causante real de los problemas del PAN en Colima.
Es cierto, hay serios problemas en ese partido en nuestra entidad. Lo que ha pasado en Manzanillo es muy evidente: hay una guerra abierta, declarada, para acabar con Nabor Ochoa López y sus partidarios al interior del PAN. La ha habido prácticamente desde el inicio de este trienio. Basta recordar que la denuncia sobre irregularidades en CAPDAM fue lanzada por Gabriela Sevilla del Río, diputada local ligada a la senadora panista Martha Sosa de Rodríguez García.
Desconozco si esto vaya a beneficiar al propio Acción Nacional o a alguno de sus actores políticos, pero lo evidente es que se ha causado una enorme fractura justo donde se afirmaba que Acción Nacional tenía, tiene, su más grande fortaleza: Manzanillo.
Hay quienes afirman que Nabor Ochoa López tendría muy poco valor político fuera del PAN, porque la gente rechazaría a alguien que en menos de seis años habr{ia cambiado de partido dos veces. No sé si eso corresponda a la verdad, habría que hacer un estudio para tener una respuesta aproximada, pero lo que sé es que Nabor Ochoa tiene una gran presencia política en ese municipio, que rebasa el contacto, aprecio y apoyo de la clase política de ese municipio, sino que va más allá y ha perneado ya entre la sociedad porteña, donde ha construido una gran base de movilización y lanzamiento.
Es cierto que una vez fuera del PAN, las probabilidades de Nabor Ochoa de ganar la gubernatura serían prácticamente nulas y apenas podría servir para generarle un hoyo a Acción Nacional, pero no le ajustaría siquiera para ser un tercero en discordia.
Asimismo, las probabilidades de que el PRI lo haga su candidato a la gubernatura, serían menores aún que las que el propio Nabor tiene de ser el candidato del PAN a ese mismo cargo.
Ahora bien, el asunto se complica más porque Nabor Ochoa no es hombre que se quede con las piedras guardadas. Ha recibido muchos golpes bajos, sucios, arteros, según dicen sus partidarios, como para quedarse tranquilo después de la paliza que le han dado.
Evidentemente, la primera acción de Nabor será la permanecer en el PAN y el de tratar de salir ganador de esta batalla que se lleva a cabo actualmente.
Aún le queda la instancia del comité nacional y éste no le ha notificado, todavía, que se haya iniciado o concluido algún proceso en su contra. Tal vez porque no es un miembro activo, sino “apenas” adherente, no tiene derechos, es decir, puede ser expulsado del PAN sin que sea llamado a juicio ni sea notificado, es decir, simplemente se le borra del padrón de adherentes, se le da de baja y punto. No sé si esto último sea totalmente cierto, como me lo comentó un panista que se precia de conocer al dedillo los vericuetos de los estatutos y las normas que rigen la vida institucional de los panistas.
En el círculo de panistas que forman parte del grupo de Toñito Morales, se considera que toda esta guerra ha servido para fortalecer a Martha Sosa y consideran que Virgilio tendría probabilidades de ser el candidato a la gubernatura siempre y cuando libre el problema de la cuenta pública que tanto alboroto ha causado.
Pero también han tomado en cuenta que la guerra intestina ha causado, podría causar aún más, daños colaterales al “cabildo azul”, porque los ha dejado en una posición muy comprometida al tener sólo seis votos y depender del regidor Alfredo Woodward Rojas, quien, a pesar de que llegó por el PRD, suele votar por donde se le pega la gana, generalmente por el lado del PAN, según acusa la dirigente municipal del PRD.
De esta manera, alineados los cuatro regidores priístas y los dos panistas partidarios de Nabor Ochoa, podrían impedir que el alcalde obtuviera la licencia para separarse del cargo y competir por cualquiera de las candidaturas posibles: gubernatura, diputado federal o diputado local. Para todas se requiere estar separado del cargo y el alcalde no tendría los votos suficientes para que su solicitud fuera aprobada, porque no podría votar por sí mismo y no lograría sino “apenas”, un triste empate, que, como en el póquer, de nada sirve, porque ya se sabe: quien empata, pierde.
Esta es la mayor arma que tendrían los naboristas al interior del cabildo y no es, precisamente, un arma menospreciable. Esa amenaza pende sobre el alcalde Virgilio Mendoza y éste sabe que los priístas y panistas laboristas la usarían con muchísimo gusto.
Ahora bien, la pregunta es obligada: ¿los priístas ganan con este desgarriate del PAN? La respuesta es lógica, evidente: sí, y podrían ganar aún más, si el conflicto se prolonga permanece, por lo menos, durante cinco meses y si hay un rompimiento definitivo de Nabor Ochoa y sus partidarios, con el PAN.
Como los propios panistas de hueso colorado dicen: el peor escenario es que Martha Sosa sea candidata a gobernadora, porque sería una lucha de duros contra los más duros y la sociedad colimense sería la gran perdedora.
Así que lo mejor, desde mi punto de vista, está por venir. Por lo pronto, los panistas afilan sus dagas, verduguillos y demás armas propias de su género, para prepararse para la madre todas las guerras: “la tuconeada”, es decir, la puesta en marcha del operativo TUCON: Todos Unidos Contra Nabor.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Leí lo escrito por Sergio Briceño, ayer, en su columna Dársena en estas mismas páginas. La inició con lo siguiente: “HAY quienes consideran, como Miguel Acosta, que el término “pérdida de confianza” no implica gravedad en sí mismo.” Pero lo que escribí la semana anterior fue, exactamente: “Haberle “perdido la confianza”, sin explicar las razones, objetivas o subjetivas, de dicha pérdida, no parece ser causa suficiente para haberlo cesado.”
Por supuesto, todo ello fue en función de la remoción de Mario Morán como oficial mayor del ayuntamiento de Manzanillo. Por desgracia, el alcalde no dio las razones del por qué de su decisión. Los regidores le solicitaron una y otra vez que explicara a qué se refería cuando hablaba de “Haberle “perdido la confianza” y le preguntaron, incluso, si ello significaba que había habido falta de probidad y Amezcua Mendoza dijo que no e insistió en que sólo había “pérdida de confianza”.
Las sanciones que fueron propuestas por la Contaduría Mayor fueron relacionadas, precisamente, con la adquisición de las patrullas, de los 108 vehículos destinados al área de seguridad pública, acto en el que se violentaron las disposiciones que regulan esos procesos.
Ojalá el alcalde Vigilio Mendoza hubiera sido tan prolijo y extenso en sus explicaciones acerca de las razones para separar del cargo a su oficial mayor, como lo fue el propio Sergio Briceño. Los regidores que cuestionaron la decisión del alcalde, estoy seguro, la habrían apoyado y no tendríamos ahora el merequetengue de las demandas y contrademandas al respecto.
Por lo demás, estoy de acuerdo con el alcalde: la pérdida de la confianza en un colaborador es razón más que suficiente para separarlo del cargo. Ha ocurrido antes y ocurrirá después de esto. Ese no es el problema, el problema está en que las autoridades de todo nivel están obligadas, sí, obligadas, a explicar clara y ampliamente las razones de su proceder, más aún cuando, como es el caso, el alcalde forma parte de un cuerpo colegiado, que por cierto no tiene facultades para aprobar o desaprobar el cese de funcionarios, en el que todos son iguales y tienen un mismo nominativo: munícipes.
Lástima que Virgilio Mendoza no haya sido, insisto, tan prolijo, extenso y contundente en sus explicaciones para justificar la necesidad de nombrar a un nuevo oficial mayor.
Habría salido ganando. Sin duda.
2. “El poeta sería un tránsfuga odioso de la realidad si en su huida no llevase consigo su desdicha. Al contrario del místico o el sabio, no sabría escapar a sí mismo ni evadirse del centro de su propia obsesión: incluso sus éxtasis son incurables, y signos premonitorios de desastres. Inepto para salvarse, para él todo es posible, salvo su vida” Emile Ciorán
3. “Hacer enfadar a los bribones que no se pueden corregir también tiene una finalidad ética.” Karl Kraus
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