El martes 20 de mayo, Armando Martínez de la Rosa publicó en su columna Despacho Político, una entrega denominada “Miedo a Virgilio”. A ello voy a referirme hoy, porque trata el asunto de una manera interesante y debatible.
Martínez de la Rosa dice que: “Virgilio Mendoza Amezcua, alcalde de Manzanillo, es percibido por el gobierno priista como un adversario al que se le debe impedir crecer electoralmente y al que se ha de eliminar por necesidad de la contienda de 2009, porque su candidatura puede convertirse -por su alta posibilidad de ganar- en un peligro para los intereses acumulados en los tres años recientes en Palacio de Gobierno. Antes de que la posibilidad se convierta en probabilidad, hay que conjurarla, parecen proponerse como consigna inmediata el gobierno y su partido.”
En primer lugar, vale la pena aclarar un punto: Virgilio no tiene “alta posibilidad” de ganar. Su posibilidad de ganar sería, en todo caso, igual a su posibilidad de perder. Un empate, aunque posible, sería altamente improbable. No ha ocurrido hasta hoy y podría no ocurrir durante muchos años, pero no por ello deja de haber posibilidad de que ocurra, así que, en términos reales, las posibilidades son dos: ganar o perder y ambas tienen el mismo peso, el mismo valor. Las probabilidades son otro asunto e intervienen muchas más variables. Por lo demás, desconozco si el gobierno estatal considera a Virgilio como el candidato a vencer en las próximas elecciones.
Más adelante, Armando Martínez dice que “Por lo demás, el gobierno y sus diputados -los propios y los tomados en arrendamiento-, saben que en un pleito jurídico la administración de Virgilio les ganaría la partida; por eso no acusan y se detienen en la frontera de no reprobar pero tampoco aprobar. Si las hubiera, las presuntas irregularidades de que se acusa son de tan poca monta que parecerían, de ser ciertas, mera viruta si se les compara, por ejemplo, con las señaladas hace unos meses por la Auditoría Superior de la Federación al gobierno del estado, luego de una auditoría al manejo de dineros enviados por el gobierno federal para usarse en un programa específico de obras, donde abundaron desvíos monetarios como pagos a obras no realizadas, desaparición de dinero de intereses en cuentas bancarias y obras recibidas por la autoridad a constructores fuera de plazos legales y sin revisar su calidad. No obstante, la cuenta pública del gobierno estatal sí fue aprobada como impecable.”
En realidad, como se ha probado, no se requieren grandes irregularidades para que el congreso decida sancionar a algún funcionario público. Ya ocurrió en el pasado, cuando por irregularidades cuyo monto no llegaba a los 600 pesos, fue sancionado el alcalde de Comala, Arnoldo Ceballos Fierros.
Ahora bien, se ha probado que el alcalde manzanillense violó la ley de ingresos al cobrar menos de lo estipulado a los tablajeros que matan su ganado en el rastro municipal y que al cobrarles una cuota menor a la fijada en la ley, causó daños a la hacienda municipal. Ese es un hecho y punto.
Tampoco puede argüirse que dicho cobro está sustentado en un acuerdo tomado por unanimidad en el cabildo que presidió Rogelio Rueda y que se mantuvo vigente durante siete años, los tres de Rogelio Rueda, los tres de Nabor Ochoa y el año y cacho del propio Virgilio. Un acuerdo de Cabildo no está por encima de la ley de ingresos. Eso lo sabe bien el alcalde. Si sus antecesores en la alcaldía violaron la ley, eso no es argumento jurídico ni precedente aceptable para haberla violado en la actualidad. Los tres alcaldes causaron un daño a la hacienda municipal. Los tres alcaldes violaron la ley de ingresos. Los tres debieron ser sancionados.
Pero lo interesante del caso es que la Contaduría Mayor de Hacienda haya detectado apenas hoy dicha irregularidad y haya dejado de sancionar conductas similares en administraciones pasadas. Mismo hecho, actitud distinta.
Pero Virgilio no puede escudarse en el hecho de que tanto Rogelio Rueda como Nabor Ochoa debieron haber sido sancionados por el órgano revisor, porque el actual presidente municipal debió ajustar sus actos a la ley. Lisa y llanamente.
Por otra parte, atribuir al PRI, a sus legisladores locales y al gobernador, el deseo de acabar, políticamente, a Virgilio es una exageración. Virgilio aún no llega a su tope y es probable que no llegue a ser candidato a gobernador, no por las piedritas que le pongan en le camino los priistas, sino por las propias circunstancias, y la política es en mayor parte circunstancias, del alcalde manzanillense.
Hay quienes sostienen que el asunto de las cuentas públicas fue acordado con Nabor Ochoa y para ello acusan que todo se derivó de la aparición pública de Martha Sosa y Nabor Ochoa en el recibimiento ofrecido por Felipe Cruz en Manzanillo. A partir de allí, según los panistas que me comentaron este asunto, se precipitó todo, pues la propia senadora panista Martha Sosa de Rodríguez García, corrió el jueves de esa semana a entrevistarse con el alcalde para asegurarle que ella no estaba aliada contra él, ni mucho menos aliada con Nabor Ochoa.
En la semana siguiente, los regidores priístas plantearon en el seno del cabildo la petición de que se auditara el asunto del palenque y los panistas dijeron que no. Más tarde, los priístas fueron al congreso a dejar su petición y lograron que el documento fuera firmado por dos regidores panistas, Miguel Salazar y Roberto Barbosa, ligados directamente al diputado Nabor Ochoa.
Ahora, cuando los panistas decidieron, erróneamente desde mi punto de vista, salirse de la sesión donde se aprobaría dejar abierta la revisión de la cuenta pública de Manzanillo, dos diputadas, ligada una desde siempre a Nabor Ochoa y la otra aliada coyuntural, decidieron quedarse y respaldar a los otros tres partidos que votaron a favor: PRI, PRD y PVEM.
Los panistas del comité estatal atribuyen a Nabor Ochoa y Martha Sosa todos estos desaguisados, aunque reconocen que Martha Sosa fue más inteligente que el diputado federal, porque, al final de cuentas, quienes aparecieron golpeando al alcalde manzanillense fueron miembros del grupo cerrado del propio Nabor Ochoa.
Sus argumentos son que nabor Ochoa tiene una gran amistad con Roberto Chapula y que fue éste quien más habría participado para que las cuentas del cabildo manzanillense permanecieran abiertas.
No creo esta versión y así lo dije a mis interlocutores. Nabor Ochoa es un político que sabe que una jugada de esta naturaleza podría hacerlo perder más, mucho más de lo que podría ganar. No se obtienen las candidaturas a fuerzas, menos a fuerza de golpes arteros y quienes conocen a Nabor Ochoa saben que dista mucho de ser tan obvio en sus manejos políticos.
En mi opinión, Nabor Ochoa no está detrás de estos dos asuntos. Simplemente, los regidores y diputadas actuaron a conciencia. Eso es válido.
Pero quienes sí se equivocaron fueron los diputados del PAN, su coordinador y su dirigente estatal, pues actuaron igual que como los perredistas, a quienes tanto critican por la toma de tribunas y el abandono de sesiones. Fueron incapaces de exponer sus argumentos, de debatir, de argumentar a favor de la legalidad o de mostrar la ilegalidad de las acciones emprendidas. Pero abandonaron la cancha y ahora pretenden ganar en la mesa.
Suelen ser así. Así quiso ganar Toñito Morales la gubernatura en diciembre de 2003. En la cancha, con el argumento absurdo de la entonces presidenta del Tribunal Electoral del Estado, de que se anulaba el 20 por ciento de las casillas de Tecomán y con ello anulaba los resultados de todo el municipio. Así le daba la vuelta a las elecciones y hacían ganar a Toñito Morales en la mesa. Toñito aceptó esa ilegalidad tan evidente y se declaró gobernador. Allí están los diarios, que dan cuenta de esta absurda y enorme trampa con la que pretendieron ganar la elección extraordinaria.
Ahora mostraron que los panistas son buenos para correr. No para defenderse. No para argumentar. Sólo fueron buenos para abandonar el campo de batalla. No fue una retirada estratégica, sino un simple y vil abandono.
Así que si Virgilio Mendoza quiere seguir en la carrera por la candidatura a gobernador, será mejor que se defienda solo y que lo haga bien. Dice el alcalde que quien acusa debe probar. Por eso, Virgilio Mendoza está obligado a probar que todo es una maniobra política en la que se han aliado sus enemigos internos en el PAN, que los tiene, con sus adversarios políticos del PRI, según palabras de sus dirigente estatal.
Sólo que debe recordar que quien comete errores tan evidentes, no puede tener más destino que pagarlos y el precio suele ser muy alto, sobre todo cuando se tiene al enemigo en casa.
Pero esto debería resolverse pronto, antes de que inicié el último año de gestión de los diputados.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. La senadora Martha Leticia Sosa de Rodríguez García dice que está en su mejor momento político. ¡Qué lástima! Ojalá su mejor momento político lo tuviera el próximo año, porque entonces podría servirle más a su partido. Por cierto, ¿qué ha hecho la señora senadora por Colima en estos años que tiene de ser miembro de la cámara alta? En serio, ¿qué ha hecho para que los colimenses vivamos mejor?
Está bien. Ella quiere ser candidata a gobernadora. Pero ella siempre quiere ser candidata, a lo que sea. Pero, insisto ¿su paso por la política ha traído beneficios para quienes ha gobernado, caso Manzanillo, o quienes ha representado en el congreso local o en el federal, como es el caso actualmente?
Los hechos allí están. Su inhabilitación, tanto por el PAN como por la Contaduría Mayor de Hacienda, en ambas porque no cumplió el mandato de las leyes y estatutos que rigen el desempeño de los servidores públicos y los miembros de ese partido. Por cierto, el asunto de la basura también lo destaparon y manejaron miembros del cabildo azul. Una regidora y el síndico fueron quienes impulsaron ese asunto.
2. Mario Anguiano Moreno hace bien. Valora la amistad por encima de todo. Se muestra con ello como un tipo con valores, el de la amistad, por ejemplo. MAM ha insistido en tres asuntos: no quiere ser candidato, pero quiere que el candidato del PRI sea de “unidad” y que el método para escogerlo se por encuestas, dice que no se va a ir si no lo elige el PRI como su candidato, pero que se va a retirar de la política una vez que concluya el mandato para el que fue electo y, tercera, pero no al final, que la amistad está por encima de todo.
Lo extraño es que sea sólo a él a quien los reporteros preguntan si se saldrá del PRI al no obtener la candidatura. ¿Será que algo le saben los reporteros? No lo sé, pero de sus galimatías ha quedado claro que no desea procesos internos, democráticos para la elección de candidatos, antepone a sus amigos a todo y si no le dan la candidatura, en los hechos, se va a ir.
Bueno.
3. "Aparentar tiene más letras que ser" Kart Kraus
http:www.agendapolitica.blogspot.com
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