Por fin, después de muchísimos años, será renovada la dirigencia estatal de la CNOP. Agustín Martell Valencia, su actual dirigente estatal, tomó el mando de esa organización desde el gobierno de Fernando Moreno Peña, cuando suplió a Armando González Manzo. Más allá del tiempo que duró e el cargo, habría que valorar debidamente la calidad del trabajo realizado al frente de ese sector por el manzanillense Martell Valencia.
Cuando tomó posesión, formaba parte del equipo que tenía el control casi absoluto del sindicato de burócratas del estado y de la unión de sindicatos. Era una fuerza muy apreciable y, entonces, muy unida.
Martell Valencia había sido ya parte del cabildo de Colima y presidente municipal que terminó el periodo para el que había electo José Luis Santana Rodríguez, quien resulto designado por su partido como candidato a diputado plurinominal.
Una de las acciones relevantes de Martell Valencia como presidente municipal fue haber demandado penalmente a Armando Martínez de la Rosa, quien hizo en su columna un juego de palabras con el apellido Martell y el nombre comercial de un cognac. No recuerdo otra acción memorable de su paso por la presidencia municipal, aunque eso no significa que no haya realizado el porteño acciones positivas en favor de la sociedad.
Pero lo importante es analizar su paso por la CNOP colimense. Habría que ver cuál fue su trabajo al interior de esa central priísta, si fortaleció las organizaciones que la integran y de qué manera contribuyó a fortalecerla, o qué fue, en suma, lo que hizo durante todos estos años que dirigió el sector más amorfo del PRI: el popular.
Ahora, sale en condiciones puestas a cuando entró. Por razones que desconozco, decidió enfrentar a su antiguo compañero de lucha y disputarle el poder del sindicato de burócratas estatales y trató con ello de impedir la llegada del dirigente actual, Martín Flores, a la secretaría general del PRI. Esa fu una jugada muy evidente y torpe, desde mi punto de vista.
También se le atribuye una guerra sucia al interior del sindicato, pues se dice que los anónimos que circularon en contra de la dirigencia de dicho sindicato formaron parte de las acciones emprendidas para debilitar a los dirigentes actuales. No he podido corroborar lo anterior, pero hay pocas dudas al respecto en quienes afirman que todo tuvo su origen en Martell Valencia y el pequeño grupo que lo rodea.
Incluso, Martell valencia hizo una declaración en donde afirmaba que “su” organización pediría un 10 por ciento de incremento salarial. A ese respecto, escribí, entre otras cosas, lo siguiente: “En este sentido, que Agustín Martell Valencia diga que “su” organización pedirá un 10 por ciento de incremento, solo tiene valor declarativo, pues no conlleva ningún peso real a la hora de la negociación, porque no forma parte de la única organización autorizada para llevarla a cabo: el Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado.
Por ello, esta afirmación gratuita no tiene razón de ser en términos laborales o de negociación salarial, pero resulta harto entendible desde el punto de vista de la negociación política para el propio Martell Valencia, ahora que su salida de la CNOP se acerca.”.
Hasta antes de la llegada de quien habrá de residir los trabajos para la renovación de la dirigencia estatal de la CNOP, en círculos priístas se decía que José Antonio Orozco sería el nuevo dirigente, aunque en el entorno de la dirigencia estatal cenopista se decía en voz baja que tendrían que “negociar” con Martell, pues éste tenía el control de las organizaciones que integran el sector y los delegados podrían dar una sorpresa, e una asamblea nacional.
No comparto esa visión, ero lo cierto es que quien llegue está obligado a sacar al sector popular del PRI de la pachorra con que se ha movido en los últimos años. Al ser uno de los más amorfos del PRI, de los más heterogéneos, resulta de los más complicados para manejar y más cuando se hace desde la cúpula o con indolencia.
En la CNOP se requiere una limpia total para oxigenarla y vitalizarla.
Ojalá lo hagan.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1.La rebelión de los colgados. Los panistas manzanillenses se rebelaron contra su presidente municipal, Virgilio Mendoza, porque, como si fueran personajes de la novela de B. Traven, los dejó “colgados” al no haberles dado “chamba” al asumir el cargo, a pesar de que, “se la partieron” en la campaña, aseguran. No saben, tal vez, que unos acompañan a los candidatos y otros a los servidores públicos en funciones. Quieren trabajo, no están allí, en el PAN, sólo para trabajar en campañas, sino que quieren un espacio en la nómina.
Es la misma historia de siempre, con diferentes actores, diferente escenario, pero la misma historia, el mismo reclamo y, seguramente, el mismo final. Resulta obvio que no todos los que participan e una campaña pueden tener un empleo en la nueva administración y no tanto porque no haya la voluntad, sino porque en muchas ocasiones las capacidades del solicitante están muy lejos de ser las necesarias e indispensables ara el cargo que solicitan.
2. Quienes hicieron muy bien fueron los regidores priístas manzanillenses, al proponer que la Contaduría Mayor de Hacienda revise minuciosamente la adquisición hecha por el ayuntamiento de las 43 motocicletas, 34 pick up y 31 automóviles que se destinaron a seguridad pública como patrullas.
Me parece que es muy importante y valiosa la petición de los regidores priístas y más aún que haya sido votada de manera unánime por los integrantes del cabildo porteño. De esta manera, la sociedad sabrá si, como lo afirma el presidente municipal, la compra se hizo apegada a derecho y el patrimonio del municipio no se vio afectado negativamente. Los auditores deberán de hacer su tarea pronto y bien para que la sociedad esté debidamente informada.
Atrás deben quedar los tiempos en que la autoridad municipal disponía de los recursos públicos como si fueran su patrimonio personal.
3. "Nunca des explicaciones. Tus amigos no las necesitan. Tus enemigos no las creen" Oscar Wilde
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