enero de 1998
Agenda Política
Miguel Acosta Vargas
La prestación de los servicios públicos es una de las obligaciones fundamentales de los alcaldes en ejercicio. A ello están obligados a dedicar buena parte de sus esfuerzos cotidianos. Así se considera en la Ley Orgánica del Municipio Libre y demás correlativas, hasta hablar de que a ello debe destinarse, por lo menos, el 20 por ciento del presupuesto total del ayuntamiento en cuestión.
Pero en Colima nos encontramos a partir del uno de enero de 1999 con una amarga noticia: el alcalde decidió por su cuenta que a partir de este año sólo se recogerá la basura tres días por semana, es decir, si el año tiene 52 semanas, se recogerá únicamente 156 días al año la basura de los colimenses, es decir, de quienes tengamos la desgracia de padecer a este alcalde ramplón, Carlos Vázquez Oldenbourg.
Pero ya anunciaron que esta estrategia brillante les va a permitir ahorrar cuatro millones de pesos anuales, lo que nos habla de su capacidad para el cinismo y la incuria, porque simple y llanamente está el alcalde perredista incumpliendo con la responsabilidad contraída al tomar posesión de su cargo. Carlos Vázquez quiere la miel del cargo sin tener que cargar con la responsabilidad, las obligaciones y los compromisos inherentes al mismo.
Las consecuencias son desastrosas para los ciudadanos, para las amas de casa y para toda la población, porque la inmensa mayoría de quienes habitamos esta cada vez más caótica ciudad, vivimos en casas de interés social, donde apenas si cabe la familia y no hay ninguna capacidad de almacenar la basura por varios días, sólo porque el alcalde se ha mostrado incapaz de cumplir sus obligaciones.
Porque ¿a quién se le puede ocurrir que la ciudad va a estar más limpia recogiendo la basura sólo tres días de cada semana? En términos reales, sólo a un loco o un estúpido o, en su defecto, a Carlos Vázquez Oldenbourg. Porque ya lo demostró con el asunto de los semáforos, carece de sensibilidad social y es incapaz de dar marcha atrás, aunque los hechos le demuestren cotidianamente que su decisión es errónea, y ahora tenemos filas enormes en las calles y el tránsito se ha vuelto muchísimo más lento y pesado y se han incrementado los índices de contaminación.
Un alcalde que anuncia con bombo y platillo que va a ahorrar cuatro millones de pesos en el servicio de limpia porque simple y llanamente va a reducir al 50 por ciento los días de recolección no es otra cosa que responsable de cuanto pase en desgracia de los colimenses.
De esta manera nos deja ver el alcalde que o es por carencia de recursos económicos, porque ahora recibirán mucho más que el año pasado, que ha tomado esta estúpida e imperial decisión. Es simple y llanamente porque así se le ocurrió, porque quiere, porque cree que puede hacer y deshacer sin que nadie le diga nada, pero está equivocado, como ha ocurrido en muchas ocasiones en su vida pública, pero hoy la sociedad es más participativa y más exigente y ahora, los ciudadanos podríamos armar una caravana para ir a depositar las bolsas con basura fuera de la casa del alcalde, para que sea él quien la almacene los días que no pase el camión recolector por nuestro barrio o colonia.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1.- Salirse de un partido político cuando éste ya no llena sus expectativas no es una situación novedosa, porque desde hace varios años los militantes han hecho uso de su derecho a exigir más participación en la toma de decisiones, sobre todo a la hora de elegir dirigentes y seleccionar candidatos a cargos de elección popular.
En el PRI, antes se esperaba a tener línea para saber hacia dónde debía irse la cargada, pero ahora hay una nueva cultura y sus miembros y militantes expresan sus puntos de vista, sus opiniones y sus deseos, y si no son atendidos se van hacia otros lares.
Mucho de ello debe cuidarlo el PRI en Colima, porque, de volver a cometer los mismos errores de 1997, podría verse en franca minoría, tanto en el congreso local como en los ayuntamientos.
Es evidente que muchos priístas no desean más imposiciones y si por allí sale una más en los candidatos a alcaldes y diputados locales, los propios priístas votarían en contra de esas candidaturas opuestas a sus intereses.
Con el PRI en su peor época en la historia local, no se ve cómo pueda revertirse esta situación.
2.- Los panredistas no tienen... razón, respecto de la ley orgánica del poder legislativo. Ya Arnoldo Vizcaíno y Jorge Luis Preciado echaron a andar su maquinita de decir sandeces y dijeron que no habrá marcha atrás en lo ocurrido el 31 de diciembre, cuando violaron en forma flagrante la constitución al declarar aprobada la nueva ley orgánica con sólo diez votos, cuando el artículo 47 de la constitución dice que toda ley o decrete requiere para su aprobación el voto afirmativo de la
mayoría de los miembros del congreso, es decir, de 11 votos en la actualidad y resulta que los panredistas sólo tienen 10 votos.
En tal sentido: ¿ se cumple con lo dispuesto por la constitución? ¿Los diputados panredistas van a respetar o no la carta magna local? ¿Sus impertinencias están por encima de la Constitución que rige la vida de los colimenses?
¡Y estos son los paladines de la libertad, los defensores de la democracia y demás zarandajas!
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