¡¡¡Vas a votar por Labastida?!!!!! Fue la reacción que tuvieron algunos amigos cuando les dije por quien he decidido votar este dos de julio. Reunido con compañeros egresados del Centro Normal Regional de Ciudad Guzmán. Viejos amigos de la juventud, una juventud sesentaiochera, compañeros militantes en la ya desaparecida Juventud Comunista, cuando muchos de nosotros teníamos como aspiración participar en un movimiento amplio de liberación nacional, porque, según habíamos aprendido del catecismo marxista, había:” …condiciones objetivas y subjetivas…” que hacían previsible una nueva revolución, aunque muchos se declaraban partidarios de la lucha armada y despreciaban a quienes apuntábamos a la revolución dentro de la revolución. Con estos viejos amigos, reunidos con la excusa de tener casi 32 años de habernos encontrado en Ciudad Guzmán en 1968, cuando presentamos la prueba de ingreso, en agosto de aquel año.
La mayoría de ellos milita aún en la izquierda, en esa vieja, fragmentada, vilipendiada y polvorienta izquierda. De los quince reunidos, seis son militantes de izquierda y miembros del PRD, dos de ellos son ultras ( mis antiguos compañeros del Movimiento Revolucionario del Magisterio) y aún en el PRD se sienten en la derecha política, sobre todo porque han encontrado las grandes incongruencias entre el decir y el hacer en este partido. Cinco resultamos priístas, tres más están con Rincón Gallardo y uno, mi buen Faustino Plascencia Plascencia, previsiblemente, es panista.
Pero la sorpresa fue cuando me preguntaron a bocajarro por quién iba a votar para presidente de la república y por qué iba a hacerlo. Fue sorpresa para muchos que dijera sin más que iba a hacerlo por Francisco Labastida Ochoa. Me explico: jamás en mi vida he votado por un candidato del PRI para presidente de la república. En 1976 no voté, sólo hubo un candidato real; en 1982 anulé mi voto; en 1988 y 1994 voté por Cuauhtémoc Cárdenas, porque consideré necesario darle mi voto a una persona como el michoacano frente a Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León. En aquel entonces consideré necesario otorgar el voto a Cárdenas para fortalecer una opción nacionalista, revolucionaria, frente a los proyectos provenientes de la Trilateral y Davos. La opción nacionalista era congruente con mi manera de pensar.
Hoy, las circunstancias son otras. La vida de este país está en esta elección y no se trata de una exageración o un juego de palabras. Literalmente, nos jugamos la vida en esta elección. En este punto, mis argumentos fueron coincidentes con lo escrito por Sergio García Ramírez hace algún tiempo, cuando expresó: “(…)No sólo está en juego quién gobernará, sino también para qué y hacia dónde se gobernará. Y por ello, lo que está en juego es la vida futura de los mexicanos. De ahí que quien se interesa en el porvenir distante, debe interesarse ante todo en el futuro inmediato(…)” y el futuro inmediato, añado, es a partir del tres de julio.
Hoy, me expliqué, darle mi voto a Cuauhtémoc Cárdenas es como si se lo diera a Vicente Fox. Y la ecuación es sencilla: dárselo a Cárdenas es desperdiciar mi voto, porque el michoacano no tiene ninguna probabilidad real de ganar la elección. Más allá de las declaraciones de sus corifeos y auténticos partidarios, la suerte del perredista está echada. Sólo hay dos opciones reales: Labastida y Fox, y ante ellas no hay ninguna duda: Fox representa todo contra lo que he luchado a lo largo de 32 años. La demagogia barata, la frase insulsa, el uso del adjetivo en sustitución de los argumentos lógicos, sólidos. Esto caracteriza a Fox Quezada y no otra cosa. Es un charlatán de feria de pueblo rascuache, Es un vale que un día dice una cosa y al otro día ( o el mismo día) dice otra no sólo diferente a la anterior, sino opuesta. Es un sofista y Protágoras ( Padre, Maestro y Arquetipo de los Sofistas) no lo vería mal como su discípulo favorito. No importa la verdad de lo que dice, sino cómo suena. Diría mi maestro de Lógica, el Profesor Oscar Vicente Núñez Gutiérrez, “ (…) a los sofistas no les importa el contenido, sino el continente; que parezca cierto, aunque no lo sea”.
Por eso hoy, reitero, mi voto es por Francisco Labastida Ochoa. Por eso voy a promover el voto útil entre mis amigos de la oposición, incluidos muchos panistas que tampoco están a favor de Fox. Lo haré porque, en mi opinión, es la mejor opción y porque el voto útil de la izquierda mexicana no puede ser cómplice de la llegada de la peor clase de mentecatos al poder.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1.- Algunos pretenden repetir lo hecho en 1997, cuando alentaron abierta y descaradamente el voto en contra de algunos candidatos priístas. En la confusión de aquellos días pareció que todo quedaría encubierto, pero los socios hablaron y descubrieron el juego que ya muchos habíamos anticipado. Hoy, reitero, su propósito es repetir la jugada. No les va a salir igual, pero serán la llave para que gane un tercero. Sin embargo, hay suficientes fantasmas en el clóset y nada va a impedir que salgan a retozar.
2.- de risa loca los anuncios que pasan en la televisión local de “ carlitos” Llerenas, el alcalde con licencia de Villa de Alvarez y candidato a diputado federal por el distrito uno. Realmente de risa.
3.- “(…) Soñar es como la acción de una piedra desprendida. Es como esa piedra que tuvimos un día en nuestras manos y que no nos atrevimos a lanzarla contra el sueño. Soñar el pasado y soñar el presente es ser esclavos de la piedra que rueda hacia abajo. Soñar esa piedra que ahora lanzo, es soñar el futuro(…)·”. Oscar Oliva.
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