Un lector me llamó a propósito de lo escrito en este espacio la semana pasada, en donde hablé acerca de la incompetencia de los delegados de la Procuraduría Agraria, Carlos González, y del Registro Agrario Nacional (RAN), Susana Ramírez. Me referí específicamente a lo sucedido en el ejido Caleras, donde existe un litigio con la cementera APASCO, gracias a los desatinos de estos dos personajes.
Al respecto, vale hacer algunas precisiones. Para satisfacción del lector que me hizo el señalamiento, diré que no existe Royal Country alguno en Colima y, la verdad, me equivoqué y quise decir Parque Royal.
Una vez hecha esta aclaración, redondearé algunos puntos, con perdón, de nueva cuenta, de Don Carlos Ramírez.
1.- La pequeña propiedad donde se ubica la hectárea en conflicto, colinda con elegido Caleras. Por esta razón, el ejidatario cuya parcela limita con ese terreno, pudo incluir esa superficie en los trabajos de programa PROCEDE.
2.- Hasta aquí todo bien. El INEGI registró la superficie señalada en un plano y correspondía a la Procuraduría Agraria, citar a los colindantes para obtener la conformidad de linderos, algo que a cualquiera le puede parecer un procedimiento normal, excepto al delegado de la PA, tal vez debido a su desconocimiento del trabajo que le fue encomendado.
3.- Al no existir esa conformidad de linderos, el RAN, en el momento de revisar este expediente, debió haberse dado cuenta de esta irregularidad y solicitar a la PA obtuviera dicho documento. En cambio, generó un certificado parcelario sin tener sustento legal.
Pero a la delegada jamás le ha interesado hacer bien las cosas. Simplemente se ha dedicado a inflar globos, a mentir, a sabiendas y su trabajo en el Registro Federal de Electores lo prueba a satisfacción de todos. Colima fue un ejemplo nacional de cómo no se deben hacer trabajos de esta naturaleza.
4.- Afirmé que existían bombas de tiempo sembradas en el campo colimense. A muchos les habrá parecido algo exagerado. A otros, una mera frase panfletaria. Sin embargo, para desgracia de los colimenses, es la pura y triste realidad. El caso Caleras no es el único error en que han incurrido estas dependencias. Las fallas en la integración de los expedientes y en la expedición de los certificados parcelarios se han repetido a lo largo y lo ancho de la entidad. Sólo han explotado el asunto Caleras. ¿Cuándo van a estallar los demás?
5.- Este par de funcionarios miente con la mayor facilidad del mundo. Le mienten a los ejidatarios, a los pequeños propietarios, al gobernador, a las centrales campesinas, a sus jefes inmediatos y, tal vez, hasta se mienten a sí mismos.
6.- Carlos González Palomino presume ante el gobernador de haber sacado segundo lugar nacional en su desempeño. Por su parte, Susana Ramírez hace lo propio y de ella sí lo creo. Ya una vez, en el Registro Federal de Electores, sacó segundo lugar... de atrás pa´delante.
En fin, ya todos sabemos acerca de la calidad de su trabajo y de las consecuencias de su irresponsabilidad.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1.- Mal, muy mal, se están manejando los asuntos en la delegación del Instituto Mexicano del Seguro Social, a cargo del ramplón Jorge Hurtado Ramos. Ello lo demuestra el hecho de que en el poco tiempo que lleva este tiranito en la institución ha hecho un sin fin de movimientos, cambios, sustituciones y demás, en la dependencia a su cargo. Los movimientos se han debido única y exclusivamente por el capricho del señor delegado, porque la competencia y probidad de quienes ocupaban los cargos, está por demás probada en los hechos.
Los enésimos cambios que hará el susodicho Hurtado Ramos son los siguientes: Faustino Paredes, quien hasta la fecha se desempeña como jefe de Prestaciones Sociales, pasará a ocupar el Departamento de Comunicación Social; en su lugar irá el doctor Raúl Meillón Lomelí, de quien se dice que es un facultativo de primer nivel. La persona que está en Servicios Administrativos pasará a ocupar la jefatura de Afiliación y Vigencia y Concepción Sevilla, quien en Servicios Contractuales, se irá a cubrir el hueco en Servicios Administrativos.
Como puede verse, todo es un gran embrollo y una cadena de errores. Mover a las personas, nada más porque sí, da muy malos resultados. No se busca mejorar. No hay el deseo de servir a los derechohabientes, ni de elevar la calidad de los servicios que presta la institución. Se trata simple y llanamente, de jugar a ser el mero mero, el jefe gruñón, el que abre escritorios de los subalternos.
2.- El PRI inició el proceso para realizar modificaciones a sus estatutos y sus procedimientos de elección de dirigentes y selección de candidatos a cargos de elección popular. A esta tarea fueron convocados priístas de mucha experiencia y larga carrera partidista. Mucho se espera de ellos. Ojalá que tengan los ánimos para cumplir la responsabilidad que les fue conferida.
3.- Después de muchos años, no hay colimenses en cargos de primer nivel en el gobierno federal. Dije de primer nivel, no de cuarta, ni de quinta. ¿Qué pasó? ¿Se les acabó el veinte? Algunos, como César Castañeda, amenazan con venirse a Colima como delegados federales. Claro, muchos de ellos serían valiosísimos en la entidad, si tomamos en cuenta su experiencia y relaciones.
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