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jueves, septiembre 20, 1990

AP 20/09/1990

20 de septiembre de 1990

Manzanillo ha sido siempre el blanco fácil de las distintas dependencias oficiales que realizan obras en el puerto. El mayor de los problemas es la incapacidad mostrada hasta hoy entre los representantes de dichas dependencias para realizar algunos trabajos de manera coordinada.

Para ser claros, hay necesidad de señalar que el puerto ha padecido en todo momento la prepotencia y el abuso de los delegados coordinadores, representantes y demás nombramientos de quienes son responsables del caótico estado en que se encuentra Manzanillo.

Hace poco, apenas el año antepasado, hubo necesidad de que los propios priístas hicieran una manifestación para expresar su inconformidad y su indignación por la lentitud con la que se realizaban los trabajos para la introducción del agua potable por Fifapa. El incumplimiento en los tiempos fijados previamente para la conclusión de la obra; la indiferencia para con la sociedad porteña; el menosprecio hacia las autoridades civiles, hicieron estallar el horno y bajo orden expresa del gobernador, tuvieron que acelerar los trabajos.

No paró allí el asunto, poco después teléfonos de México volvió a romper la calle y entorpecer por mucho tiempo la circulación.

Como se puede apreciar, los manzanillenses temen más a las dependencias oficiales que a los ciclones, ya que las primeras causan mayor destrucción y por mayor tiempo.

El problema de ahora es la lentitud con que se realizan los trabajos de la introducción de los ductos que conducirán combustible de los tanques de Pemex en el sector uno a los que la paraestatal tiene en Tapeixtles. Por diversas razones, hasta la fecha se mantiene a Manzanillo como si hubiese sido motivo de una taque iraquí, la comparación es burda, desde luego, debido a que un ataque hubiese dejado menos dañado al puerto.

Si a este conjunto de problemas para los manzanillenses agregamos el hecho de que los representantes de Ferrocarriles Nacionales (Ferronales) se niega a que Pemex continúe con la obra en la calle Jesús Alcaráz mejor conocida como El Tajo.

La actitud de Ferronales no es nada nueva ya que anteriormente se habían negado a que temporalmente se cruzaran las vías del patio de maniobras para poder agilizar la circulación de vehículos. A pesar de su negativa inicial y ante la imposibilidad de parar la obra, cedieron y hoy es el único paso para poder salir del casco urbano.

La incapacidad de los responsables de Pemex y Ferronales para encontrar una solución razonable indica la clase de funcionarios que existen en Manzanillo; apegados a su librito para jugar única y exclusivamente con sus reglas sin importarles en absoluto lo que sucede alrededor de ellos.

Los únicos que pierden con estas poses de funcionarios menores con los manzanillenses y todos aquellos que tienen necesidad u obligación de entrar al puerto con sus vehículos.

Y todo se deja para que el gobernador lo resuelva, porque no existe alguien de menor jerarquía que les haga entender que Manzanillo no es problema de las paraestatales y dependencias oficiales, aunque así parezca en los hechos.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

Uno. Las modificaciones a la Ley Orgánica del Municipio Libre son necesarias para hacer corresponder a esta Ley con la Constitución local, recientemente modificada en el sentido de permitir que un presidente municipal pueda ocupar nuevamente el cargo, siempre y cuando no sea para el período inmediato.

Esto deberá dejarlo listo la legislatura local para que entre en vigor a partir del 30 de septiembre de 1991.

Dos. convendría que los ayuntamientos informasen el número de comités de solidaridad por una escuela digna que han cumplido con los requisitos necesarios para poder disponer del 30 por ciento de los recursos que la federación aprobó vía pronasol para realizar obras de mantenimiento y reparación en los edificios escolares.

Tres. Ya hay muchos teléfonos públicos descompuestos, por lo que Telmex debiera ocuparse en poner remedio a este problema.

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