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jueves, diciembre 07, 2000

Repensar al PRI


7 de diciembre de 2000

Agenda Política

Miguel Acosta Vargas

El día que fue electo Gustavo Vázquez Montes como presidente del comité directivo estatal del PRI, me permitieron hacer uso de la palabra y dije, entre otras cosas, lo siguiente: “ Tras haber perdido la presidencia de la república y la mayoría absoluta en el Senado, han surgido grandes polémicas. Si nos sobresaltan las ventiladas en los medios, no nos inquietan menos las surgidas en la conciencia de los priístas. Eso lo sabemos perfectamente, aunque muchos no lo digan en voz alta.

Es tiempo de cambiar Todos hablamos de cambios. Como ya se ha dicho, todo cambia. Cambió México. Cambiamos los mexicanos. Pero es preciso cambiar donde debe hacerse: en el fondo de las cosas. Ahí se requiere el cambio, porque ahí se halla la raíz de los problemas. No sigamos la vieja tradición de los cambios gatopardianos, no cambiemos sólo en la superficie. No tengamos miedo al cambio. Hagámoslo nuestro.

En nuestra historia ha habido confusiones, vacilaciones, retrocesos. Los priístas hemos sido responsables de esto, por acción o por omisión; y hemos pagado el precio de la obsecuencia o del silencio. Es un alto precio: ayer fue la vergüenza; hoy, además, la derrota.

Ninguno deja de interrogarse sobre la suerte futura de su partido. No hay quien no se alarme por el constante egreso de correligionarios: unos decepcionados, iracundos otros. El clamor se incrementa cada día. Los priístas ya no deseamos apechugar con los errores cometidos por dirigentes y candidatos y tampoco deseamos guardar silencio.

Vivimos con el corazón encogido, porque desconocemos el destino de nuestro Partido. ¿Cómo confiar ahora en quienes ya demostraron con suficiencia su incapacidad para llevar al PRI a puerto seguro?

Las ambiciones andan sueltas. Cada quien tiene la suya y la agita como bandera al viento. Pero la disputa es, debe serlo, por la nación y por el partido, no por sus restos.

Pero volvamos a la razón de mi presencia en esta tribuna, la más alta para un militante en Colima; una asamblea deliberativa y ejecutiva a la vez, donde hay capacidad y talento, razón y entendimiento. Estoy aquí para hablar de los cambios y de la corresponsabilidad por lo ocurrido el dos de julio.

Hace dos años, en esta misma tribuna, hablé de la necesidad de construir un verdadero partido; para lograrlo, dije, requeríamos avanzar en seis puntos, dos de ellos indispensables: solvencia económica y libertad real para elegir dirigentes y candidatos a todos los cargos de elección popular. No lo hicimos así y los resultados están a la vista. Hoy, las premisas tienen mayor vigencia y urgencia.

Hay un evidente vacío de poder en el PRI y vamos hacia un abismo. Perogrullo tiene la receta para este mal: evitar el vacío y colmar el abismo. Eso debe hacerse en el PRI. Con hechos, no con discursos; con rectificaciones, no con regaños. Debe hacerse pronto y a fondo. Bien y rápido.

Oigo a mis conciudadanos, a mis amigos, preguntarse por el destino inmediato de esta embarcación navegante en aguas inciertas. No es una travesía sencilla ni hay claridad en el rumbo. Pero es preciso seguir adelante. Sin embargo, surge una pregunta: ¿hacia dónde? Porque es tiempo de precisar rumbo y destino y después, elegir al capitán para conducir la nave. No es tarea sencilla, pero hay capacidad, valor y talento en muchos priístas, como para cumplirla con éxito.

Circulan muchos nombres. Cada uno llena la imaginación, el corazón y la inteligencia de un grupo de priístas. Los postulantes se han echado a la calle y con ellos comienza el desfile de sus seguidores, quienes ya tienen banderas particulares, a falta de grandes banderas generales. Son desfiles arriesgados en horas de peligro. Pero así están las cosas.

Esos abanderados tempranos ya nos han dicho sus propósitos. Sí, ellos quieren, quieren, quieren. Por lo pronto, querer es todo. Y quieren ser investidos. O dicho de otra forma: quieren el poder, compañeros; ansían el poder del partido. Quieren el mando, el liderazgo. El poder a puños.

Nos debe interesar esta reflexión. No importa quién quiera ser el presidente del partido a nivel nacional; necesitamos saber para qué quiere dirigirlo, con qué proyecto, hacia qué horizonte. Lo necesitamos para saber si sus propuestas coinciden con las nuestras, o si son mejores. Por lo pronto, no sabemos qué quieren quienes tanto quieren.

En el gran vacío provocado por la derrota del dos de julio, afloraron muchas ambiciones y ahora debemos oír las propuestas. ¿O acaso deseamos permanecer en la discreción y el silencio mantenidos durante tantos años? Difícilmente sucederá tal cosa. Por eso necesitamos saber qué quieren hacer con el Partido, a qué dedicarán el poder anhelado y en qué invertirán el apoyo solicitado. Así sabremos a qué le tiran ellos y a qué le tiramos nosotros.

El dos de julio nos dejó una tarea impostergable: repensar a México y repensar al PRI. Repensar quiere decir pensar de nuevo, para descubrir a la nación y formular el plan de viaje de los mexicanos. Después, debemos movernos en esa dirección, en forma enérgica y resuelta. Debemos hacerlo porque México impone su nueva presencia y exige soluciones de veras: ni ambiciones, ni dogmas, ni espejismos. Estos seducen a quienes los proponen, y agravian a quienes los padecen.

Hoy, nos dolemos de políticas económicas cuya aplicación ha lacerado al país y ensombrecido sus días: de ellas procede ese inmenso contingente de mexicanos en pobreza extrema, esto es, en franca y dolorosa miseria. Un contingente de millones, no sólo un puñado. Ayer, nos avergonzaba impulsar la pretensión de justicia social y hoy nos dolemos de haberla abandonado y sustituido por un catálogo aséptico de medidas administrativas.

Hoy nos dolemos del olvido de una Revolución popular en aras de un breviario de programas, acciones, metas y lineamientos carentes de espíritu y, por lo visto, también de cuerpo. De todo eso, y más, nos dolemos hoy. Por todo eso, y más, debemos repensar a México y rehacer su camino y su destino.

Los asuntos a tratar son numerosos y apremiantes. Cada uno constituye un paso adelante en la ardua tarea de repensar a México. No es fácil, y hasta sería arbitrario, colocar algún tema a la cabeza y los otros después, como asuntos aplazables o secundarios. Los mayores temas de México poseen una rara virtud: todos son principales e impostergables. Urgen y tocan a nuestra puerta. Si no hay respuesta, la derribarán. Por eso debemos abordarlos en haz, todos de una vez.

Ahora bien, ¿cómo hacerlo si no hemos hecho, previamente, ese ejercicio de reflexión para definir qué nación queremos ser y hacia dónde nos debemos enfilar? No sólo con quién nos debemos afiliar. Entonces, abramos primero la discusión sobre el tema del país. Ese es el orden del día, y ese es el orden de los temas en estos días.

Antes de poner en unas manos el partido, debemos poner en las manos de todos la decisión sobre el destino de este partido. Es decir, antes de elegir a una persona debemos repensar a la nación y al partido. Luego se entregará la estafeta, con un mandato riguroso: recobrar el rumbo perdido, reencontrarnos con la gente y devolverle al partido su condición de gobernante y mayoritario.

Sólo así tendremos un partido con rumbo, aprovisionado con el ánimo, el espíritu y el mandato de todos. Sólo así contaremos con los instrumentos para mover las fuerzas del país. Me pregunto y pregunto: ¿no es esto cuanto deseamos, cada vez con mayor anhelo y con más urgente necesidad? ¿Cómo podemos contribuir a este gran esfuerzo de reflexión para repensar a México y redefinir al PRI?

Aceptando la responsabilidad tenida en la debacle del dos de julio, porque cada uno, desde nuestro nivel de participación y responsabilidad, estamos obligados a asumir la parte correspondiente por la pérdida catastrófica, aunque previsible, sufrida en los idus de julio.

Cada uno debemos asumir las culpas y las consecuencias de éstas. Debemos rechazar responsabilidades colectivas y automáticas. Ni traducen la realidad ni se avienen con la justicia. Así, quienes fuimos responsables de la conducción partidista debemos hacernos a un lado para dejar a otros –más preparados y capaces; más entusiastas y efectivos– la tarea de guiar al partido en su nueva etapa. Esta es una acción insoslayable. Poco aportamos al partido quienes ya demostramos ser ineficientes dirigentes o malos candidatos.

No se trata de huir, ni de rehuir responsabilidades; por el contrario, se trata de dejar en absoluta libertad a la nueva dirigencia para asignar responsabilidades a quienes puedan desempeñarlas mejor.

Por estas y otras razones, me congratula compartir estas reflexiones con ustedes, justo cuando es momento de reasumir el nacionalismo revolucionario, subyacente en el cimiento del PRI. Reasumirlo con éste o con otro nombre, pero siempre con su espíritu genuino. No sugiero desandar el camino recorrido. Eso sería imposible y además, absurdo. Sólo propongo recuperarlo y continuarlo.

El PRI es un partido histórico: legatario y transmisor de las mejores causas populares. Lo es, pese a sus errores y tropiezos. Lo es, por encima de las claudicaciones y los atropellos de sus militantes, por quienes no debemos responder todos, ni estamos dispuestos a hacerlo”.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1.-El diputado plurinominal panista Antonio Morales de la Peña, secretario general del comité directivo estatal de ese partido, hizo unas declaraciones simpáticas en el sentido de ir ante uno de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para hacer una denuncia de hechos acerca de lo ocurrido en torno del asunto de los magistrados amparados, la resolución de la propia Corte al respecto y la manera en que el titular del poder ejecutivo, Licenciado Fernando Moreno Peña, cumplió esta orden.

Lo interesante del asunto es cómo el propio diputado plurinominal panista reconoce un hecho inobjetable y vital: su acción no está contemplada en la Constitución ni en ninguna ley, no tiene valor legal, sólo es un acto para dar a conocer a uno de los ministros del Poder Judicial Federal –al ponente de la resolución, precisamente– y en este sentido, el reconocimiento es tácito: la acción emprendida por este diputado está al margen de la Constitución General de República, de la particular del Estado y de las leyes de ellas dimanadas.

Por ello, me pregunto si Antonio Morales de la Peña, quien juró guardar y hacer guardar todos los anteriores ordenamientos, se dedica a llevar a cabo acciones al margen de la Constitución y las leyes vigentes en Colima y en México y no sólo eso, sino, cachazudamente, lo reconoce y se ufana de ello.

Así, tenemos al diputado plurinominal panista Antonio Morales de la Peña, secretario general del comité directivo estatal de ese partido, muy ufano y por la calle gritando a cielo abierto su irrespeto por la Constitución y las leyes vigentes en Colima y en nuestro país y satisfecho por actuar al margen de la Constitución.

Por otra parte, anunció la entrega de copia del diario de los debates donde se encuentran las intervenciones de los diputados panistas y de todos quienes intervinieron en esas sesiones, para fijar sus posiciones al respecto. Tales documentos son para fundamentar su chisme, su argüende.

2.- ¿A qué hora nos ponemos de pie, nos despertamos, nos levantamos la inmensa mayoría de los mexicanos? ¿5:30? ¿5:45? ¿6:00? No lo sé, pero conozco a muchísimas personas y prácticamente todas ellas se levantan alrededor de las 5:45 de la mañana. Levantar a los hijos, preparar el desayuno, llevarlos a sus respectivas escuelas son tareas cuyo cumplimento cotidiano exige levantarse a esa hora.

Usted se preguntará, amable lector, a qué viene todo este rollo y la respuesta es inmediata: a la alharaca levantada por los periodistas de radio y televisión, principalmente, porque Andrés Manuel López Obrador habrá de iniciar sus labores oficiales a las 6:30 horas con una reunión con su Secretario General, el de Seguridad, el Procurador y algunos más para ver el primer reporte y tomar decisiones al respecto.

Desde mi punto de vista, estos vales se ahogan en un vaso de agua y, sobre todo, le hacen al cuento. ¿A qué hora se levantan los responsables de los noticieros cuyo inicio es a las seis de la mañana, como el de Ricardo Rocha, por ejemplo?

Conozco a muchos políticos cuyas actividades se inician desde muy temprano y aquí en la capital del estado tenemos dos ejemplos directos: el gobernador del estado y el presidente municipal. De ambos me consta su capacidad y disposición de ánimo para estar desde temprano atendiendo asuntos oficiales. Nadie puede hablar de poses o actitudes populistas y sí de continuar una añeja costumbre de alzarse a primera hora.

3.- “Algunos llaman razonamiento a encontrar argumentos para seguir creyendo lo mismo”. Robinson


martes, diciembre 05, 2000

Fox, el Gran Demagogo

Agenda Política

Miguel Acosta Vargas

Seguí con mucha atención las actividades de Fox Quezada el uno de diciembre. Desde la expresión pública de su religiosidad, hasta su acto apológico en el Auditorio Nacional, pasando por su rendición de protesta como presidente de todos los mexicanos.

Ir a desayunar a Tepito me pareció un acto propio de Luis Echeverría Alvarez, intrascendente por sí mismo y carente de sentido real, pero sirve para la foto y la nota de color y ello incluye la tremenda enchilada que le pusieron al guanajuatense.

El discurso en San Lázaro fue muy bueno. Francamente muy bueno. Dejó ver que iba por todas las canicas. Su manejo del escenario fue excelente. Se vio muy superior a los priístas que intentaron apabullarlo con el grito de Juárez, Juárez y que el propio Fox terminó coreando. El mantenimiento de un estado laico fue uno de sus compromisos, otro el de no privatizar PEMEX y la CFE. En cambio, deslizó muy quedito el aviso de la próxima privatización del IMSS, cuando dijo:” (...) propongo democratizar el acceso a los servicios de salud pública, contar con un sistema en el que los beneficiarios tengan voz en las decisiones que les afectan, y una mayor libertad en la elección del prestador del servicio, hasta llegar a que cada familia elija a su propio médico. Si el 2 de julio mexicanos y mexicanas pudieron elegir a su Presidente, no veo por qué no puedan elegir a su médico. El cambio implica brindar protección financiera en materia de salud a toda la población, para que al finalizar el sexenio todas las familias mexicanas cuenten con un seguro básico de salud. Implica también que los servicios públicos de salud se otorguen no sólo con calidad, sino con el respeto, la calidez y la sensibilidad que todos queremos ver.(...)”.Fin de la cita.

La parte final de su discurso fue un rosario de buenas intenciones, rematadas todas con el ya famoso “hoy” y entre ellas quiero destacar la referente a la de los jubilados y pensionados, a quienes ofreció: “(...) A los jubilados les digo que lucharé por pensiones justas, que les permitan vivir con dignidad, con la dignidad que se merecen hoy.(...)”. Fin de la cita. Muchos de esos jubilados y pensionados reciben el equivalente a un salario mínimo mensual. Esta sería una primera acción digna de tomarse en cuenta, de reconocerse y hasta de aplaudirse.

Pero lo que me preocupa, como a otros mexicanos, es el asunto de los símbolos religiosos manejados por Fox y el de hacernos creer que elegimos a una familia y no a un “mono”, como me dijo un amigo panista. Más allá del respeto irrestricto a la religiosidad y la libertad para exhibir en público sus preferencias religiosas, o sexuales, es necesario tener mucho cuidado y no jugar con el asunto de una religión oficial, o el de la reivindicación de viejas luchas perdidas por el clero católico. El Presidente Fox está obligado a que sus acciones no den lugar a nadie a pensar que sus fueros han reverdecido, que otra vez el cerro del Cubilete es el centro de nuestra Patria, que en las ceremonias oficiales deba iniciarse con el añejo ¡¡¡Viva Cristo Rey!!! O que la leyenda que deba sustituir al revolucionario “Sufragio Efectivo, No Reelección” deba ser el de "Religión y Fueros”. En este sentido, el populismo de derecha ultramontana y decimonónica es tan estupidizante, salvaje y perjudicial para el advenimiento ( palabra usada para estar a tono con el nuevo vocabulario oficial) de una sociedad plenamente democrática, contemporánea, libre y dispuesta a cambiar para bien de todos. Insisto: es incuestionable la libertad de Fox Quezada para profesar en forma pública o privada la religión y relación sexual de su preferencia, pero no se vale incorporar sus gustos y preferencias religiosas a las acciones, fórmulas y actividades propios de un estado laico. Que bendiga a su familia, a sus amigochos y amigochas del PAN o del gabinetazo, pero que a los millones y millones de mexicanos que no concordamos con él, o que somos respetuosos de la religiosidad de los demás y que ejercemos a plenitud nuestra libertad en materia de religión, nos deje en sana paz. Esta muy bien que nos diga que es un cristiano practicante, pero que no parezca que tenemos, más que un presidente cristiano, uno gobernante cristero.

Ya con una guerra cristera tuvimos. ¿Desea promover otra desde la presidencia?

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1.-Triste rol jugaron los priístas en el Congreso, durante el acto de la toma de protesta a Fox. Mal y de malas. Fueron ninguneados los legisladores por el presidente, al ser tratados como chamacos carentes de razón, como adolescentes. Y es que Fox supo salirles al paso y ganarles los gritos y sombrerazos. Acostumbrados a apoltronarse en las curules y soltar los viva México y demás consignas para responder a sus opositores. Entrenados a aplaudir a rabiar a cada giro de lenguaje del presidente en turno, andaban perdidos. Novatos la inmensa mayoría en el uso de la interpelación, fueron vencidos por quien estuvo contra Salinas de Gortari y está más acostumbrado al uso del lenguaje picaresco y descalificador.

Peor se vio Sauri Riancho cuando cuestionó el hecho de que Fox se hubiera dirigido primero a sus hijos y lanzado un estentóreo “Hola”, antes de usar la protocolaria fórmula de: “Honorable Congreso de la Unión”. Cierto, al rendir protesta Fox cambió la fórmula constitucional. Por ello, debería recibir una amonestación pública, porque sus actos deben ajustarse estricta y cabalmente a lo estipulado en la Carta Magna y no hacer cuanto le venga en gana, o, en su caso, enviar una iniciativa al Congreso para modificar dicha fórmula y punto.

En fin, ojalá aprendan los priístas en el Congreso a ser verdadera oposición. No es tan complicado, cuando se tienen convicciones democráticas, sentido histórico y, sobre todo, inteligencia para saber dónde y en qué momento se vive.

2.- Colima es uno de los municipios donde los ciudadanos que viven en poblados de la zona rural no podrán seleccionar a tres o cuatro de sus conciudadanos para que de ellos el Cabildo, entiéndase el presidente municipal y “sus regidores”, designe a las autoridades auxiliares en poblados, rancherías y Juntas municipales. En este sentido, le doy toda la razón a Enrique Michel cuando, al participar en un foro acerca de las elecciones en este año, dijo lo siguiente: “(...)No podemos limitar la participación de los ciudadanos en el quehacer público y mucho menos evitar que los espacios de participación ganados por la sociedad sean eliminados del espectro político simplemente ignorándolos.(...)”. Fin de la cita.

Como suelen decir en mi pueblo: “... cúmplase la palabra de Dios... en la parcela de mi compadre...”. ¿Congruencia entre el discurso y los hechos? Esto difícilmente lo aplican la mayoría de los políticos. Por cierto, vale la pena aclarar un hecho: las modificaciones hechas a la Ley Orgánica del municipio Libre no obligan a los presidentes y los cabildos a designar a las autoridades auxiliares. No mientan.

3.-“(...) Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él. Tampoco una verdad puede transformarse en error cuando nadie se adhiere a ella (...)”. Mahatma Gandhi

miércoles, noviembre 29, 2000

ERnesto Zedillo, Triste Final

Federico Reyes-Heroles escribió hace pocos días una espléndida columna cuyo contenido comparto plenamente y que me gustaría haberla escrito para expresarle a mis amigos, y a los no tanto, las razones por las cuáles, más allá de nuestra amistad, mis opiniones pueden o no coincidir con las suyas, pueden o no gustarles, pueden o no molestarles.

El trabajo citado lo tituló, adecuadamente, “A mis amigos” y dice así:
”(...) El oficio de crítico es incómodo. De entrada no puede uno participar en las fiestas y permitir que el regocijo embriague. Incluso en pleno júbilo se está obligado a buscar grietas y advertir nubarrones. El crítico es un solitario. No puede haber equipo. La conciencia no puede tener camiseta. Se es un observador del juego y sus reglas. La euforia de los victoriosos y la congoja de los derrotados son asuntos de los contendientes y nada más. Las antipatías deben ser domeñadas. También las simpatías. Ni detractor ni porrista sistemático. El estado de ánimo no puede guiar la pluma. Un amargado no puede ser un buen crítico. Tampoco el optimista ciego.

La soledad del crítico se construye lentamente, línea a línea, en la observancia del deber que su oficio le impone. Pero no es un asceta. Por el contrario tiene un compromiso ético muy claro. ¿A quién se debe entonces? No a los líderes, no a los equipos, sino al ciudadano y su bienestar, razón última de toda contienda en la plaza pública. Si las cosas van bien, el ciudadano es el beneficiado. Cuando dominan los errores, sobre él cae el perjuicio. Por eso la mente del crítico no puede flaquear en su severidad y rigor analíticos. Alguien me dirá que presento al crítico como un técnico, para el cual la ética y la moral poco tienen que decir. Para nada. Al contrario, el crítico debe lidiar todos los días con posiciones morales y éticas. Por eso debe tener su código personal muy claro. La diferencia es otra. Un crítico no puede dejarse llevar por una causa a sí sea de la mayor nobleza. Las causas ciegan: la igualdad a los ilustrados que edificaron la guillotina y los comités de salud pública; la justicia social a los marxistas que suprimieron las libertades; las religiones, Mahoma, Cristo o El Mesías, a los que están necesitados de liquidar al otro.
Pero quizá uno de los expedientes más difíciles para un crítico sean las amistades. Curiosamente cuando los amigos son simples ciudadanos casi siempre coinciden con él. Es cuando adoptan un equipo que comienzan las dificultades. Entonces el crítico ya no es del todo confiable porque no está con ellos. Es peor aún cuando se vuelven actores, pues se sienten traicionados. ¿Cómo escribiste eso, si tú eres mi amigo? ¡Jamás lo imaginé de ti! Por desgracia, con frecuencia los amigos no saben colocar el entramado humano por arriba de la política que se mira vulgar frente a la amistad. El azar de las contiendas es lo que va y viene. Lo otro, lo que une a los seres humanos, está en la profundidad de nuestras entrañas. Es mucho más interesante penetrar en las raíces de la amistad que una elección. Los amigos con frecuencia le piden al crítico fidelidad a su causa y, por lo tanto, traición a su oficio.
Se preguntará el lector, y con toda razón, a qué vienen todas estas disquisiciones. En las últimas dos décadas y por razones no lúdicas sino de trabajo, el periodismo regular me ha hecho probar algunos platillos amargos. No los quiero de nuevo. Primero, por mi ascendencia, viví los enojos de aquellos que pensaban que el apellido determinaba una filiación política. Para ellos traicioné la "verdad única" del priísmo. Después crucé por lugares donde el periodismo de causa lo dominaba todo. Obreros, campesinos y estudiantes antes que nada. Latinoamérica como proyecto incuestionable. Las revoluciones, donde fueran y al precio que fueran, como máxima reivindicación. El feminismo en el volumen más alto. La libertad sexual como consigna hasta en el menú. Para las minorías tapete rojo sin cuestionar motivos. La lista no tenía fin. No militar en todas las causas, lo convertía a uno en alguien no digno de confianza, potencial traidor. Reaccionario para terminar pronto.
El país se polarizó. Los partidos se dividieron. Los medios se fueron de un lado o del otro a tirar bazookazos al enemigo. Los foros académicos se convirtieron en trincheras. Vamos, hasta en las familias había bandos. De un lado los priístas tratando de aplastar todo movimiento como si fuera insurgencia, subversión. Del otro, un activismo irreflexivo que perdonaba cualquier incongruencia, contradicción. Un amigo muy cercano a Cárdenas me pidió que acompañara al ingeniero a su primera gira por Estados Unidos. Tú -dijo- eres el indicado, precisamente porque no eres cardenista. Confiaba en mi objetividad. Fui, pagué mis gastos por cierto, y al regresar comenté que el ingeniero abría allá una puerta importante. La política se había internacionalizado. Los ataques de los priístas no se dejaron esperar. Después acompañé a Salinas a varias giras de Solidaridad y reporté que el mecanismo iba a funcionar. Un día, en un restaurante en San Angel, mi amigo cardenista me refutó a gritos que hubiese yo aceptado la invitación presidencial. O se estaba de un lado o del otro. Entre amigos creamos la revista ESTE PAIS y así nos convertimos en enemigos del régimen. Claro, eso mientras no publicáramos cifras que favorecieran a Salinas porque entonces ya nos habíamos vendido. Un alto funcionario del régimen salinista me fue a ver una noche a mi casa y después de recetarme que era yo un subversivo me lanzó: ¿por fin, con quién estás, con ellos o con nosotros?
Los años han pasado. La pluralidad y la democracia han avanzado y yo sigo en lo mismo. Durante la campaña del 2000 una semana el New York Times publicó que era yo foxista, simplemente por hablar de la muy posible victoria de la oposición. A la semana siguiente me llovieron e-mails simplemente por decir que en 70 años había habido cambios innegables. Hubo intolerancia de ambos lados. Pero ahora se aproxima una situación que miro con resquemor y cierta tristeza. Las buenas amistades no se dan en mata y conforme pasa el tiempo cada vez es más difícil iniciar nuevos encuentros vitales. Varios amigos míos, compañeros de la crítica y otras batallas, se convirtieron en jugadores, entraron a la cancha y ganaron con Fox. Por lo tanto, muy probablemente se conviertan en gobernantes. Emocionados y un poco encandilados con la alternancia, ven ya con molestia a los que señalamos que no todo va a cambiar. Me preocupa pues es sólo el inicio. Yo sigo y seguiré en lo mismo. Ellos cambiaron de cachucha. ¿Qué pasará con el nuevo régimen? Nadie lo sabe. En tres años, o seis, o doce algún día podrían dejar el gobierno y quizá entonces quieran regresar al oficio. La oposición, ha dicho Fuentes, es un espléndido sitio para encontrarse. Aquí los espero. Lo único que les pido es que recuerden los tiempos en que estuvieron de este lado, que tengan presente la misión del crítico, que no se enojen, que también recuerden que en parte el cambio que estamos viendo se debe a una crítica cada vez más independiente. Pero sobre todo les pido que tengan presente que antes que políticos o correligionarios fuimos amigos. (...)”.

Se lo dije al principio, vale la pena releerlo.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1.- Me da pena. Es la triste historia de un hombre que no quería ser presidente y lo fue por una catástrofe ocurrida hace más de seis años. No aprendió jamás. No aprendió. Es un hombre listo, sumamente listo. Un especialista en materia económica. Un técnico. Un tecnócrata que despreció y desprecia a los políticos, a los hombres y mujeres que tienen la sensibilidad y la capacidad de llegar a acuerdos trascendentes con sus conciudadanos. Un tecnócrata que se propuso hacer a un lado al partido que lo llevó al máximo poder en este país. Una posición que no buscó, no quería y no supo como desempeñarla con efectividad. Un tecnócrata que despreció a quienes se duelen de los problemas que sufren los mexicanos y tratan de hacer algo para remediarlos de raíz.

Ese fue Ernesto Zedillo Ponce de León. Desde mi punto de vista, ya lo expresé con anterioridad, los priístas lo juzgan injustamente de traidor, y la razón es sencilla: ¿cuándo fue priísta Ernesto Zedillo? ¿Cuándo realizó tareas para su partido? ¿Cuándo?

Se va como llegó: sin entender qué pasó y sin que le importe saberlo. Los escándalos vendrán después. De él lo menos malo son sus pésimos chistes y su gesto agrio. En fin, ya habrá tiempo.

2.- Me preocupa, como mexicano, un hecho: el presidente electo, Vicente Fox Quezada, declaró que el Consejo Político de su Partido será el Consejero de la Presidencia de la República. No entendió mal, de la presidencia de la república. No del presidente, sino de la presidencia. No del hombre, sino de la institución. ¡Ya les andaba! Y las que siguen.

3.- “(...) La gente te pide críticas, pero en realidad sólo quiere halagos.(..)” William Somerset Maugham

jueves, noviembre 23, 2000

Enrique MIchel Ruiz, Prueba No Superada

Hechos son amores y no buenas razones, reza el refrán, a propósito de las promesas, generalmente incumplidas de los políticos. De las nuevas administraciones municipales se espera que cumplan con sus ofrecimientos de mayor eficiencia, efectividad y racionalidad en el uso de los recursos públicos y de concertar, acordar y conciliar los intereses de la población para obtener más y mejores resultados.

En septiembre de este año publiqué lo siguiente: “(...)El conflicto y la diversidad de intereses no pueden ser resueltos sin aclarar las contradicciones que, de manera explícita o implícita, observamos en el contenido de los planes de desarrollo. La letra o el espíritu de los planes ofrecen evidencia de perspectivas y caminos diferentes para alcanzar el bienestar social.

La deliberación en torno a la construcción de un interés público y la exposición pública de intereses particulares constituyen claves normativas de la participación.

En estos procesos, la planeación participativa debe servir como medio para la solución de los problemas locales en situaciones diversas y la intervención de los gobiernos (federales, estatales y locales) debe darse para garantizar las condiciones que permitan sostener el desarrollo deseado.

Para la instrumentación de los planes, la vinculación con los programas y presupuestos constituye su soporte principal. Planear, programar y presupuestar involucra encontrar las relaciones adecuadas entre los diversos objetivos y determinar las posibles alternativas para asignar los recursos, considerando los intereses en pugna. Los planes aparecen como lo que son: reflejos y a la vez instrumentos de contradicción y conflicto y de intereses políticos y económicos.

La planeación, más que responder a estrategias de tipo estático-conservador, debe abordarse como instrumento de cambio. El diseño de metodologías y mecanismos de acercamiento entre planes, programas y presupuestos que permitan concretar las decisiones y estrategias de largo alcance con las acciones a realizar en el corto ha de hacerse dentro de un marco de congruencia y concertación.

Para lograr acuerdos, el debate acerca del desarrollo local posible, la participación de distintos actores en la construcción de un modelo de desarrollo no es un camino estéril, pues puede dar lugar al establecimiento de ejes ordenadores de políticas y programas y a esclarecer sus límites.

La coordinación de las políticas involucra acciones conjuntas y relaciones más estrechas en la planeación del desarrollo entre los distintos niveles de gobierno (federal, estatal y municipal).

Gobernar con sentido público requiere modificar los estilos de gobiernos excluyentes y clientelares, las estrategias homogéneas y globales han dejado de ser útiles. Enfatizando lo local se busca superar la desvinculación existente entre la administración pública y las demandas sociales. Se ha concebido al municipio como el motor de las estrategias y políticas de desarrollo nacional, desde la base territorial, político-administrativa y económico-social; sin embargo, ubicar a la planeación local en relación con los lineamientos delineados por el gobierno federal con base en el Sistema Nacional de Planeación Democrática plantea serios retos.

Los municipios están investidos de personalidad jurídica propia y otras similitudes derivadas de su carácter político-administrativo; sin embargo no se pueden omitir las diferencias derivadas de las condiciones históricas y culturales particulares. Los 2419 municipios mexicanos revisten características sumamente heterogéneas que se observan tanto en su estructura organizacional, como en la prestación de servicios, en las formas de financiamiento, en las formas de planeación y de toma de decisiones, y por supuesto en sus capacidades económicas, políticas, técnicas o financieras. (...)”.

Esto dije entonces y hoy, el alcalde de Colima tiene ante sí una prueba que, al parecer, no pudo superarla porque sus asesores en materia política, fiscal y financiera lo llevan por el peor de los caminos posibles.

El ayuntamiento presidido por Michel Ruiz aprobó y envió al congreso una ley de ingresos en la que incrementaron los valores catastrales en 100 por ciento, en promedio, con relación a lo autorizado para este año. Pero no les bastó este aumento a los funcionarios municipales, porque, además, incrementaron las tasas aplicables a las diversas categorías y allí vienen otros problemas, porque las tasas fueron incrementadas, en algunos casos, hasta en un 50 por ciento. Doble vía de incremento, no importan las promesas, los hechos nos dicen la forma de operar de un político.

Pero este ayuntamiento va por todo y ahora, si usted, amable lector, desea desramar un árbol que esté en vía pública deberá pedir y obtener una autorización del ayuntamiento y pagar dos, ¡¡¡¡dos salarios mínimos!!!! Por hacer esta labor. Así, cuando los vecinos se quejen porque las ramas de los árboles que usted plantó podrían causar daños a sus vehículos o sus personas, llame a Servicios Públicos, pero no lo haga usted, porque la autoridad le va a a cobrar por permitirle hacer una tarea que a ella le corresponde. ¡¡¡Qué bonita autoridad!!!

En la propuesta enviada al Congreso, escrita con ese lenguaje mentiroso de los políticos ramplones y demagogos se asienta que: “(...) se incrementa el cobro por la poda de árboles, de 0 a 2 salarios mínimos (...)”. Hasta este año, la tasa por este concepto era cero. Y la razón es simple: si la autoridad no tiene la capacidad para realizar estas labores por todo el municipio, no puede cobrarle a la población por llevar a cabo estas tareas. Es decir, ahora se trata de cobrarle a todos por contribuir a mejorar el entorno ambiental. Como los árboles están en una vía pública, el ayuntamiento tiene obligación de darles mantenimiento y no lo hace. ¿ A quién le cobramos los ciudadanos por esta falta de cumplimiento de sus obligaciones de las autoridades en turno?

¿Así son todos los panistas? Porque Fox pretende cobrar IVA en alimentos y medicinas y aquí en Colima , van por los incrementos brutales en el predial y por desramar árboles. Al rato van a hacerse cual Toño López de Santa Ana y querer cobrar por cada ventana, puerta o portón que se tenga. Total, la gente no protesta.

En fin, ya veremos si los diputados locales solapan estas injusticias y aprueban tal cual la propuesta del ayuntamiento que preside Enrique Michel Ruiz.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1.- A mis amigos Ramón Castañeda Bazavilvazo y Ramón Castañeda Morán, les expreso por este medio mi más profunda solidaridad en estos momentos difíciles por la irremediable pérdida sufrida. Aun cuando las palabras poco sirven de consuelo en momentos tristes y dolorosos como éste, vale la pena recordar lo dicho por Miguel de Unamuno, a propósito de los seres queridos que fallecen de manera inesperada: “(...) Cuando se muere alguien que nos sueña, se muere una parte de nosotros (...)”.

Sé que el tiempo y la compañía gozosa de parientes y amigos hará menos doloroso este trance.

2.- “(...) Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda (...)” Martin Luther King
3.- “(...)
Hay poca gente lo bastante cuerda que prefiera la censura provechosa a la alabanza traidora (...)” La Rochefoucauld