Buscar este blog

jueves, diciembre 07, 2006

Disminuir los diputados, pérdida del control de la cámara

Más allá de la toma de posesión de Vicente Calderón y Marcelo Erbrad, como presidente de los Estado Unidos Mexicanos y Jefe de Gobierno del Distrito Federal, respectivamente, más allá de la manera en que ambos iniciaron su gobierno, de sus desplantes, de sus propuestas, de la demagogia y soberbia conocidas en Erbrad, hay asunto locales que valen la pena comentar.

Uno en que, al parecer, los cuatro grupos parlamentarios están de acuerdo es en reducir el número de diputados con que se integra el congreso local. Adicional a ésta, hay una propuesta hecha por el diputad Roberto Chapula, en el sentido de ampliar el periodo de los alcaldes y diputados a cuatro años para que, según él, puedan realizar mejor su trabajo para tener mayor tiempo para la ejecución de programas y obras y eficientar y aprovechar mejor los recursos humanos, económicos y materiales.

El asunto del número de diputados no es tan sencillo. Fue un acuerdo entre el PRI y el PAN, al que el PRD no le quedó otra más que sumarse, aunque en todo momento insistieron, vía Carlos Sotelo que con Armando de la Mora completaban los dos representantes del PRD, en que fueran 16 diputados de mayoría y 10 plurinominales. Sin embargo, el PRI sólo aceptaba 16 diputados de mayoría y 9 plurinominales, para hacer 25. El PAN, vía Víctor Torres Herrera, Javier Máurer Ortiz y Julio Virgen Caamaño, proponían 15 de mayoría y 10 plurinominales, para mantener exacta la proporción de 60-40, existente en el congreso federal.

La reforma de 1999, que es cuando se incrementó al 25 el número de diputados, fue de alguna manera singular, porque hubo un acuerdo previo entre los partidos que tenían representación en el congreso, en el sentido de que los acuerdos de las mesas serían aprobados por los diputados en el congreso local sin más trámites que los que marca la ley, es decir, no sufrirían modificaciones en lo sustancial.

A las mesas de discusión podrían concurrir con derecho a voz y voto los partidos que tuvieran representación en el congreso, y con derecho a voz los partidos acreditados ante el Instituto Electoral del Estado, con dos representantes titulares cada uno y los suplentes respectivos.

El PAN solicitó el incremento de diputados, fueron Julio Virgen, Víctor Torres y Javier Máurer, quienes lo hicieron. Está asentado en las actas respectivas de las sesiones, que las levantaba el secretario técnico de la mesa, Jesús Jiménez, quien entonces era el director de comunicación social del congreso.

Fue una apuesta de fuerza entre el PAN y el PRI. Los dos sabían que en el mediano plazo, la competencia electoral iba a ser cada vez más cerrada, más difícil y las plurinominales son la vía para mantener el control de la cámara. Nadie quiere una cámara paralizada, ya con el sexenio de Fox tuvimos una amarguísima experiencia.

¿Cómo reducir sensatamente el número de diputados? ¿Cómo hacer una redistritación justa, proporcional? ¿A qué partido le conviene la disminución? ¿Cuáles serían los criterios para llevarla a cabo? ¿Cuál es el número ideal de diputados?

Estas preguntas deben ser resueltas al interior de los partidos, particularmente el PRI que, a raíz de la reforma, ha tenido sin problemas el control de la cámara, que no es algo desdeñable o poco deseable. No creo que haya algún priísta que le apueste a perder esa mayoría, ese control de los órganos de gobierno del congreso local.

Por supuesto, el PAN sabe que con la actual estructura del congreso tiene una muy remota probabilidad de hacerse de la mayoría, porque el PRI, con todas las dificultades inherentes, puede todavía ganar la mayoría de distritos, en alianza con el PVEM.

Sin embargo, la apuesta del PAN es que esa alianza no sea para siempre, (aunque todos sabemos que, en términos reales, la alianza sólo ha servido para “darle vuelta” a los impedimentos estatutarios que habrían tenido las candidaturas en Ixtlahuacán con quienes hoy son diputado y presidente municipal) y pueda con el fortalecimiento del poder federal, tener acuerdos a nivel nacional y jalarlos para su causa en las próximas elecciones.

Desde mi punto de vista, el número ideal de diputados para Colima, sería de 15, 10 de mayoría y cinco plurinominales. Manzanillo y Colima tendrían dos diputados cada uno, incluyendo a Minatitlán e Ixtlahuacan, respectivamente, y el resto de los municipios tendrían un diputados cada uno. No se haría una redistritación en términos proporcionales, sino un acuerdo político que dejaría a Ixtlahuacán y Minatitlán sin representación propia ante el congreso local, pero que ayudaría a reducir en un 40 por ciento el número de diputados. De cualquier manera, en una verdadera redistritación, ambos municipios serían integrados a otros.

Pero, reitero, la disminución de diputados sólo conviene en realidad al PAN que dominó tres de los cuatro municipios más grandes del estado en las elecciones para diputados y la reforma no pasa si el PAN no está de acuerdo, y es claro que sólo va a estar de acuerdo con ella si conviene a sus intereses futuros. Nadie acuerda algo que sabe antemano que le va a perjudicar.

La reforma requiere una modificación constitucional y para tal efecto, los panistas son imprescindibles. Ellos tienen la llave de la mayoría calificada, es decir de las dos terceras partes de 25 diputados, 17, que se requieren para que sea aprobada.

De las propuestas de incrementar a cuatro años los periodos de alcaldes y diputados, me ocuparé luego.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1.-Mucho lodo han intentado echar sobre el rector de la Universidad de Colima quienes difundieron la información, al parecer sin fuente, de que se estaría obligando a los alumnos de la universidad a vender boletos, así en plural, del segundo sorteo loro organizado por nuestra máxima casa de estudios.

Se habría insinuado, también, que la rectoría no informó del destino que tuvieron las utilidades del primer sorteo organizado y se especuló sobre ello.

Estupideces. Eso son: estupideces, aunque tal vez mi madre habría dicho: hijeses de la….Son diferentes estilos, pero significan lo mismo: ganas de lastimar a la institución.

Las utilidades obtenidas del primer sorteo loro fueron destinadas otorgar becas a los alumnos de la propia universidad. Así decía la leyenda que traían los cheques que les fueron entregados a los ganadores.

Sin embargo, me parece que a la luz de estos acontecimientos, la universidad de informar a la sociedad cuánto dinero destina al otorgamiento de las distintas becas que otorga a sus alumnos, de dónde provienen los recursos, es decir, si recibe apoyos del gobierno federal o del estatal para estos fines, o si son de sus recursos propios o de algunas otras instituciones o agencias, gubernamentales o privadas.

De esta manera, podrá la sociedad juzgar la transparencia con que se actúa en la Universidad de Colima, que es un orgullo, debería serlo, para todos los colimenses.

Quienes somos egresados de ella y ahora tenemos hijos egresados de ella y de otras instituciones de educación superior públicas y privadas, nacionales y extranjeras, conocemos realmente lo que cuesta la educación superior.

Un caso es ejemplificante: el Centro Universitario de Investigaciones Biológicas de la Universidad de Guadalajara, está peor equipado en materiales de laboratorio que muchas de las secundarias técnicas de Colima, dije secundarias, ya no digamos que la Facultad de Medicina. En una ocasión, se dañó un cañón y, acostumbrada la alumna a que bastaba solicitar otro en la dirección de la facultad en Colima, lo reportó al jefe del laboratorio y éste le dijo que tenían que hacer una solicitud para que, era octubre, fuera incluido en el presupuesto del siguiente año para que fuera reparado. Es más, los alumnos debían comprar en la UdG sus propios guantes para laboratorio, porque sólo hay disponibles un par por día para cada uno, lo cual resulta a todas luces insuficiente.

Ah, pero en la UdG, la matrícula a la licenciatura, a la maestría y al doctorado es relativamente más barata, porque luego se paga realmente caro al tener que adquirir todo el material por su cuenta y tener deficiencias reales en equipamiento, instalaciones, mobiliario y sobre todo, en calidad educativa. Los estándares son mucho más altos en la UdC.

Allí se cumple a cabalidad el dicho de que lo barato sale caro. Pero ¿cuánto cuesta un semestre en la Universidad de Colima? En una de las escuelas más caras, la de medicina, el semestre cuesta alrededor de 2600 pesos, como pago total. Como muestra comparativa, en el Tecnológico de Monterrey, un semestre vale 59, 120 pesos, casi 23 veces más caro. Y en escuelas del extranjero, un semestre en doctorado cuesta 128,764 pesos, aproximadamente, según esté el tipo de cambio de la libra inglesa, es decir, casi lo que pagan 50 alumnos de medicina en la Universidad de Colima por el mismo periodo.

2.- Hoy, a las cinco de la tarde, Mariano Palacios Alcocer, dirigente nacional del PRI, tomará la protesta de rigor a la dirigencia del PRI que será encabezada por Itzel Ríos de la Mora, quien concluirá en el 2008 el periodo de Luis Gaitán Cabrera, quien fue electo en el 2004.

3.- “Decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente.” Teresa Nava

macosta68@hotmail.com

macosta68@gmail.com

agendapolitica.blogspot.com

No hay comentarios.: