22 de febrero de 2001
Agenda Política
Miguel Acosta Vargas
Nos conocimos hace 32 años. Justo cuando ingresamos al Centro Normal Regional de Ciudad Guzmán, Jalisco. Convivimos durante tres años y todos, absolutamente todos, ingresamos entonces a la Juventud Comunista, que en aquella escuela y aquellos tiempos tenía una base considerable.
Hoy, hoy, hoy, la vida nos ha separado y sólo eventualmente, muy eventualmente, nos reunimos. En esta ocasión, el tema que llenó, fundamentalmente, nuestro tiempo fue el resultado del proceso electoral, los primeros 100 días del gobierno panista y el futuro de México. Por supuesto, las posiciones fueron diversas, pero hubo coincidencia en el rumbo del país y la entrega total y absoluta a una clase que sólo busca quitarnos hasta el último peso y la última gota de sangre.
También comentamos sobre la necesidad de que el PRD y el PRI lleven a cabo acciones que los permitan reposicionarse ante la sociedad mexicana. Porque, concluimos, sólo podremos tener una vida democrática plena si existen verdaderos partidos políticos, con presencia real en la sociedad, que sean capaces de ser contrapeso del ejecutivo en turno, de concitar la participación social en torno a temas fundamentales para la preservación de la República. Y aquí surgió la pregunta que resultó fundamental: ¿Tiene salvación el PRI?
La respuesta fue inmediata, contundente, enfática y unánime:¡NO! Luego, el asunto fue matizado al escuchar las diversas razones: no han sido capaces, hasta hoy, de quitarse la cultura de la línea, de confundir disciplina con inmovilismo, de aportar sus cuotas económicas para el sostenimiento del partido, de construir un partido verdadero donde todos los grupos tengan cabida y las expresiones de exclusión sean asunto del pasado, de ser capaces de entender que ya perdieron el gobierno y lo que sigue es perder lo que resta del partido.
Uno de mis amigos citó a Ugo Codevilla, quien en su libro “El PRI de frente al 2000”, dijo que “:...es importante observar ahora el tipo de político que produce el Partido Revolucionario Institucional, uno que es al mismo tiempo político y funcionario público. Como la función del PRI dejó hace mucho tiempo de ser ideológica no hace hincapié en la formación de sus cuadros....”. Fin de la cita.
También se dijo que los priístas suelen ser expertos trepadores, buenos para hacerse el simpático ante el ejecutivo en turno, a cambio de acceder a los dinteles de la gloria y, en especialísimas circunstancias, a la gloria misma, pero que por encima de todo, todavía no les cae el veinte de que perdieron las elecciones del dos de julio de 2000 y con ello la presidencia de la república, de que ahora deben ser capaces de pensar y de actuar en concordancia con sus propias opiniones, de que no deben esperar a ver qué dice el gobernador, o el presidente municipal, o el presidente del partido, respecto de un asunto determinado para, hasta entonces, emitir su propia opinión al respecto, que no deben tener miedo a equivocarse, al fin de cuentas, más vale hacerlo que no hacer nada, y, en fin, que deben ser, simple y llanamente, hombres y mujeres con iniciativa, ideas propias, disposición y ánimo para trabajar por su partido.
Por ello, las conclusiones de los cómo apuntaron a que se puede salvar el PRI si y sólo si el PRI, sus militantes y sus miembros, llegan a este grado de madurez y de desempeño, tendrán la oportunidad de recuperar lo perdido: la credibilidad de la mayoría de los mexicanos hacia los políticos priístas. Tienen poco tiempo. ¿Serán capaces de transformar al PRI en un verdadero partido político?
No lo sé, pero, como dijo Bob Dylan, la respuesta está en el viento.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
Pues bien, según mi cibercorresponsal, el alcalde panista Enrique Michel Ruiz tiene un serio porblema, porque en el desplegado publicado muy recientemente –ese donde se anuncian algunas acciones llevadas a cabo y otras que apenas pretende realizar– dice que va a hacer tales y tales obras públicas y, si Carlos Vázquez Oldenbourg le dejó amarradas las manos, mi cibercorresponsal se pregunta si las obras anunciadas por el alcalde panista van a ser de “pura legua” o, peor aún, estarán “hechas con las patas”.
Lo único que le puedo decir a mi dubitativo correoenviante es que el único que debería dar una respuesta seria congruente, honesta y transparente, debería ser el alcalde, o, en su defecto, a quien comisione para tal propósito, al fin y al cabo, en la administración panista lo que sobra es gente.
2.- Está en chino el asunto del PRD. El comité nacional tomó la decisión de integrar a algunos miembros del grupo opositor a los dirigentes actuales y los incrustó en la directiva provisional que deberá convocar a elecciones para renovar la dirigencia estatal y la de algunos comités municipales.
En teoría, pero sólo en teoría, es una solución intermedia, pero, en la realidad, es una típica negociación por posiciones y no por valores, por lo que no resuelve el problema de fondo, no deja satisfechas a las partes en conflicto y por lo tanto no deja bases firmes que eviten la repetición del problema por las mismas causas.
Lo cierto es que, según me dijo uno de los protestantes, en lo único en que todos están de acuerdo es en el hecho de que Enrique Salazar Abaroa está fuera de cualquier probabilidad de ser el dirigente estatal o candidato a algún cargo de elección popular en el sol azteca.
3.- “¿Por qué temen tanto a la palabra abierta?” Bertolt Brecht
No hay comentarios.:
Publicar un comentario