17 de enero de 1991
Agenda Política
Miguel Acosta Vargas
A pesar de las oraciones, marchas y reuniones por la paz, ésta fue imposible de mantener y la guerra en el Golfo Pérsico se inició. Según la información disponible hasta el momento de redactar estas líneas, (nueve y media de la noche), el ataque de las fuerzas multinacionales fue un éxito al haber logrado destruir en el primer bombardeo los blancos estratégicos más importantes.
Los casi 2,500 aviones que participaron en el bombardeo acertaron en objetivos tan importantes como las fábricas de armas químicas, nucleares, el palacio del presidente iraquí, las instalaciones de telecomunicaciones, entre los más significativos.
Nadie, en su sano juicio, deseaba esta guerra. Todos sin excepción hubiésemos deseado que se hubiera solucionado todo este embrollo sin necesidad de haber disparado un solo tiro.
Hoy lo único que deseo es que termine lo mas pronto posible. Que haya la menor cantidad de daños humanos y materiales. Es, desde luego, un deseo, tal vez un buen deseo y nada más.
Al parecer, Estados Unidos usaron en este ataque los aviones furtivos, es decir, el polémico avión invisible, o indetectable por el radar, lo que permitió tener mayor eficacia ofensiva.
(Una digresión obligada es la referencia a la comercialización que la televisión privada hizo de la información del ataque. Aunque debo reconocer que me equivoqué en la observación hecha el martes en el sentido de que debido al gran desarrollo tecnológico, estábamos en posibilidades de presenciar, por primera ocasión en la historia de la humanidad, el inicio de una guerra. De verla en vivo y a todo color, bajo el patrocinio de conocidas marcas refresqueras. No hubo transmisión directa; no hubo, en principio, comerciales, aunque luego el maniqueo Zabludovsky anunció a los televidentes que continuaría, después de una pausa comercial.
Por fortuna, hasta este momento no se tiene noticia de que hayan sido destruidos los pozos petroleros de Kuwait, lo que representa una ganancia formidable.
Según la información, se aplicó una estrategia similar a la que utilizaron los israelitas en la guerra de los seis días, cuando destruyeron a la mayor parte de la fuerza aérea egipcia en un ataque por sorpresa, acabando con los aviones enemigos en tierra.
Por supuesto, toda esta información está por confirmar, En este momento nada es seguro respecto de lo que realmente acontece en aquel lugar.
Las informaciones de última hora hacen suponer que podría concluir la guerra en muy poco tiempo debido a lo devastador del ataque realizado por las fuerzas multinacionales encabezadas por Estados Unidos. Esto sería lo óptimo para evitar mayores daños a una población que recibió un ataque sin precedentes en la historia. Pese a la actitud retadora del dirigente iraquí, la respuesta del ataque padecido no fue, ni con mucho, la que todo el tiempo habían pregonado los dirigentes árabes.
No se vieron la experiencia ni la capacidad de combate de la fuerza aérea iraquí.
Todavía tienen en su poder los iraquíes la capacidad de volar los pozos petroleros kuwaitíes. Esta es una de las mayores armas de que pueden hacer uso para negociar un alto al fuego. Aunque el presidente norteamericano haya dicho que no habrá ninguna concesión y solo se aceptará una rendición incondicional, habría que pensar en la posibilidad de perder de una vez y para siempre, los pozos que producen un buen porcentaje del total del petróleo que se consume en el mundo entero.
Así, con la esperanza puesta en que todo sea como pesadilla que termina al despertar, la humanidad entera desea que esta estúpida guerra termine lo más pronto posible.
Por el bien de todos, más vale que sea así.
Posdata: Por razones obvias, la sección Tres comentarios al margen, se cancela por esta ocasión.
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