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jueves, noviembre 14, 2013

Aspirantes, largo peregrinar



La opinión pública en nuestro estado, en nuestro Colima, se entretiene con el circo de las precandidaturas pero no encuentra, en el aparador donde se exhiben las ambiciones, ideas para encarar el futuro.
A los aspirantes a candidatos se les conoce por sus chistes, por sus atuendos, por su ingenio en la esgrima con los periodistas, por sus alianzas de ocasión, por sus vicios, por sus defectos. 
Sin embargo, hay ausencia de sus propuestas y de las que eventualmente puedan soltar, nada hay que desborde  la alberca de los entusiasmos.
Lo que se analiza en la prensa son los actos triviales de los aspirantes a candidatos, no sus proyectos. El debate público se convierte de este modo en un trivial engarce de ocurrencias. Uno habla de un asunto y el otro hace una campaña por el interior del estado, del municipio.
Los aspirantes se sienten, se saben dueños de la pelota, de la cancha, del árbitro, -todo me lo debe, enfatizan- están absolutamente seguros de que son el centro de  todas las conversaciones en Colima.
Todos los aspirantes a candidatos nos dicen que quieren, que aspiran, que buscan, que pretenden, pero nadie nos dice cómo resolverá los problemas que hoy son los que hunden a al estado de Colima, a los municipios.
El problema es que los verdaderos temas del estado se mantienen en la opacidad, se dejan en el vacío, como si fuera maldición hablar de ellos. Podemos ver en los medios que muchos comentaristas dedican sus afanes a mencionar a éste o aquel personaje que aspira, que quiere, que pretende, pero no nos dice cuáles son los asuntos, los problemas que inquietan a la sociedad del estado, de los municipios. Los verdaderos problemas de Colima, de los municipios, no están en la discusión pública. Hay un vacío respecto de ellos.
El análisis de lo que ocurre en Colima, con notables excepciones, transita de la chabacanería a la melcocha. En algo he contribuido a esta situación, lo asumo.
Muchos se dedican a hacer notar las relaciones políticas y de afecto que éste o aquél presuntamente tiene con Videgaray, con Mario Anguiano. 
¿Es cierto o es falso que se ha  ensanchado y abismado la brecha que separa a la opulencia de la miseria?,  ¿es cierto o es falso que se ha concentrado la riqueza y se ha difundido la pobreza?,  ¿es cierto o es falso que hay desesperanza, y que los desesperados claman, impacientes, por una luz en la oscuridad?
Todo eso ¿es cierto o es falso? Si es falso, si no hay tal distancia entre la opulencia y la miseria, si no existe ansiedad y desilusión, si abundan el sosiego y la satisfacción, podremos reposar confiados. Estamos a salvo. Nada alterará nuestro camino ni perturbará nuestro sueño. Veremos el curso apacible de un nuevo siglo de paz y progreso.
Pero si la denuncia corresponde a la realidad, aunque esta realidad no se haya construido en la última hora, sino en una etapa más o menos prolongada, larga y sombría; si todo esto es apenas un testimonio de lo que ocurre en la vida de la nación, deberemos preocuparnos y ocuparnos en seguida. Ocuparnos, más de lo muy ocupados que podamos estar.
Tal vez habrá necesidad de moderar o matizar. Quizás será preciso rectificar, antes de que la gota desborde el vaso.
Por eso es fundamental que convoquemos a un gran debate sobre lo que pasa en Colima, en sus municipios, del que deben salir las grandes propuestas de lo que se debe hacer.
El debate nos hará saber si hay que modificar o hay que perseverar; si hay que hacer una de estas cosas, en todo o en parte; si hay que hacer ambas en la medida que sugiera la dialéctica; o si no hay que hacer nada, más que proseguir.
Hablemos, pues, de lo que debemos hacer y de lo que no debemos hacer.
Convicción y voluntad de tolerancia, pues. No una tolerancia que desdeña al otro o lo padece, sino una que lo escucha y lo acepta.
Si el pueblo atrapado en la crisis más grave de su historia moderna quiere y necesita soluciones suficientes y oportunas, es decir, soluciones de fondo, los aspirantes a candidatos, los partidos, no pueden cambiarlas por ponencias; no pueden sustituirlas por discursos; y sobre todo, no pueden y no deben  ignorarlas.
No podemos quedarnos en las anécdotas, ni conformarnos con la planeación de unas cuantas acciones. Lo que es preciso saber es de dónde venimos, en dónde nos hallamos y a dónde vamos.
Creo que aún no tenemos todas las respuestas a la mano. Y estoy seguro, como muchos de ustedes, de que es preciso buscarlas, hallarlas y enarbolarlas sin tardanza.
Acaso están bajo nuestra mirada, donde se agitan los males y los bienes de la entidad; donde convocan las carencias y las demandas del pueblo.
Lo importante es que se oigan todas las voces, las de los políticos y de ellos los aspirantes a candidatos, pero sobre todo las de la sociedad en su conjunto, para que haya un amplio debate, una gran discusión de ideas, de propuestas. Todas las voces y todas las propuestas.
Porque es necesaria  la confrontación de las ideas para que queden claras las intenciones de quienes las profesan.
Eso es vital y a eso debemos llegar.

Tres Comentarios al Margen
1.-La inseguridad en incremento, la tenencia y la depauperación de las finanzas del gobierno  estatal son los temas recurrentes en los últimos días.  La violencia se ha recrudecido y los asesinatos siguen en incremento. Un día sí y otro también hay muertos, balaceras, robos, asaltos con violencia y por más que se cambian y afinan las tácticas y las estrategias, nada positivo se logra.
Por otro lado, el asunto de la tenencia puede convertirse en un problema  social, como ya ocurrió en Sonora, por citar un caso. Si bien es cierto que el gobierno estatal está en la inopia, querer esquilmar aún más a los poseedores de vehículos automotores, puede convertirse en la peor acción que jamás haya llevado a cabo este gobierno. Y mire usted que hay mucha tela de donde cortar al respecto.
2.- Hay calumnias frente a las cuales la inocencia misma se siente desfallecer. Napoleón
3.- Nosotros cometemos en la academia un gran pecado, dejamos la seducción en manos de los imbéciles. Es decir, no nos preocupamos por ser encantadores, hacemos creer a los que nos escuchan que un intelectual, un pensador, una persona inteligente, es necesariamente aburrida, no es cierto. Somos muy excitantes, son ellos los aburridos, pero hay que tener el "know how", el arte, hay que saber encantar. Este sí se aprende, es una tecné, decían los griegos, algo que se aprende, es lo que enseñaban además los sofistas, tenían escuela para enseñar a hablar. Se cuenta que Kepler era el peor maestro del universo, era un gran sabio pero no sabía enseñar, porque el rigor del saber, más algo de encanto, no nos hace daño. Ikram  Antaki
Twitter: @macosta68



jueves, octubre 24, 2013

Roitman y el Conformismo Social



 
El tema del poder no puede estar desvinculado de los mecanismos de control social a través de los cuales se producen relaciones de subordinación legítima,  y por ende, aceptadas por todos.
Más allá de las producciones teóricas de la ciencia política y la sociología, ha sido en el campo de la literatura donde mejor se ha ejemplificado la indisoluble relación entre poder y control social.
En su libro Fahrenheit 451, el escritor norteamericano Ruy Bradbury, nos habla de una sociedad donde el poder controla las vidas de los individuos hasta definir el propósito de su misma existencia, de tal forma que hasta el pasado es susceptible de modificarse y en ocasiones, de ser borrado, como un elemento potencialmente peligroso, al constituirse en un referente posible que llevaría a los individuos a cuestionar sus condiciones de vida presentes.
Es por eso que –paradójica y metafóricamente- los bomberos no apagan el fuego, al contrario, lo alientan quemando aquellos libros (todos los libros, por cierto) considerados por el poder como peligrosos por su contenido subversivo.
Sin embargo, es en la novela 1984 de George Orwell, donde se nos ofrece uno de los panoramas más perturbadores sobre los efectos que tendría en la vida cotidiana el advenimiento de un poder totalitario, omnipresente.
Quizá uno de los rasgos más significativos de esa novela es poder observar cómo, en tales condiciones de dominación, se diluyen las fronteras entre la vida pública y la privada.
El Gran Hermano nos vigila siempre y al hacerlo, podemos nosotros mirar también la vida de individuos numerados, autómatas sin conciencia y absolutamente conformes con su vida, a menos, claro está, que deseen  pasar algunos momentos de su vida en la habitación 101 y lograr así su rehabilitación social.
Pero todo eso es ficción, tenebrosas fantasías de escritores que veían un mundo posible, aunque no menos terrorífico, que el que hoy tenemos y hacia el que probablemente se orientarían todas las sociedades de prevalecer el dominio político e ideológico de países como los que existían en Europa Oriental, y más específicamente, en la antigua Unión Soviética.
La realidad hoy en día es diferente y no tan radical respecto a la manera  como la vislumbraban Orwell y Bradbury. Esto es cierto, sin duda, pero en esencia dicha realidad también nos habla de un comportamiento hasta cierto punto automatizado en los ciudadanos de las sociedades contemporáneas, los que tal vez aún no son identificados con un número, sino por su integración o no al estado de cosas imperante.
Por eso es que Marcos Roitman no se tienta el corazón para afirmar que en un contexto cruzado por el fin de la guerra fría y la caída del muro de Berlín, no pocos intelectuales se imaginaron que el origen de todos los males estaba en el comunismo, el cual, una vez aniquilado, permitiría la entrada a una nueva era, la de un mundo feliz y color de rosa.
Hoy la realidad los ha desmentido rotundamente.
Al contrario de la visión apocalíptica de las sociedades totalitarias, Marcos Roitman ha visualizado un comportamiento colectivo mediante el cual los individuos, sin presiones de ninguna naturaleza, enmudecen su conciencia, renunciando en ese acto a cualquier ejercicio crítico sobre la realidad que los afecta y más aún sobre un poder avasallador que erige su proyecto en el dominio y la explotación de individuos que viven las experiencias avasalladoras de ese poder como intrínsecas a su vida.
No se trata de las pantallas a través de las cuales nos observa y controla el Gran Hermano, ahora son valores, códigos y símbolos los que articulan y justifican la adaptación al sistema que anula la voluntad, inhibe la conciencia y aniquila cualquier valor ético admisible.
Si pudiéramos resumir en unas cuantas palabras las bases donde se erige la teoría del social-conformismo, éstas nos remitirían a una acción sumisa que debilita la condición humana y su naturaleza ética, al grado de someterlas a una existencia cercana a un estado de “introspección social”, de un “autismo social”, mejor dicho, que provoca no sólo la adaptación acrítica al sistema, sino a todas sus producciones sociales, políticas, culturales, económicas y simbólicas.
Es el predominio, nos diría Roitman, de conductas que pueden ser claramente identificadas con una sola frase: "justificar lo injustificable", no obstante la presencia de elementos suficientes para darse cuenta del autoengaño.
Son comportamientos contradictorios entre lo que se piensa y en cómo se actúa.
El comportamiento social-conformista tiene su aliado en un pensamiento sistémico, que proporciona a los sujetos todos los códigos que les son básicos y útiles para que no sienta la necesidad de pensar por sí mismo.
¿Por qué debe preocuparse si el sistema piensa por él?
Es cuando la voluntad deja de ser necesaria y, por lo tanto, la inteligencia asume una posición pasiva, en tanto que sólo requiere operar con el lenguaje del sistema, cuyos fundamentos elementales, pero no menos contundentes, son el poder y  el dinero, además de abstracciones como el amor y la verdad.
El poder le impone al sujeto un lenguaje técnico sintáctico y no semántico, cuya imposición obliga al individuo que quiere sobrevivir en ese sistema a conocerlo, descifrarlo e interpretarlo, sin importarle quién lo produjo, para qué, por qué y cuáles son sus objetivos.
En definitiva, lo que requiere el pensamiento sistémico es un operador diestro y capaz de moverse en sus redes, sin discutir, sin oponerse, sin criticar, basta que obedezca y siga las reglas que le imponen.
Tres Comentarios al Margen
1.- La necesidad de contar con todos los votos obligó a Itzel Ríos de la Mora, senadora de mayoría por Colima, a solicitar licencia para que su suplente, la señora Norma Galindo, viuda de Gustavo Vázquez Montes, rindiera la protesta de rigor y cumpla la responsabilidad de emitir su voto a favor de las iniciativas enviadas por el presidente Enrique Peña Nieto, como es el caso de la Reforma Fiscal, que se votará en la cámara alta.
2.- Nadie puede salvar su vida si se opone al conjunto, si quiere impedir que se cometan injusticias e ilegalidades. Ikram Antaki
3.- Sin ideas, el político es un pañuelo en el aire.  Jesús Silva Hérzog Márquez
Twitter: @macosta68


jueves, octubre 17, 2013

El PAN y su laberinto




En Colima, las cosas van cada vez peor para los panistas. No es una exageración, sino el simple recuento de los hechos.
Mire usted: los panistas lanzaron la convocatoria para elegir a su nuevo presidente del Comité Directivo Estatal, algo normal, estatutario. Hasta allí todo bien.
Luego, Pedro Peralta Rivas anunció su candidatura para dicho cargo y en su registro hubo un impresionante grupo de panistas que hicieron parecer que todo estaba cocinado en su favor.
Sin embargo, cuando todo parecía rodar sobre hojuelas, se apareció el otro grupo, en el que participan panistas que han ocupado cargos de partido y de elección popular durante muchos años, arropando al alcalde de Coquimatlán, Salvador Fuentes, quien previamente había aparecido en el acto de registro del propio Peralta Rivas, contra quien ahora competiría.
Pedro Peralta hizo lo que mejor sabe hacer: insultó, gritó, amenazó y denunció a sus contrincantes, de todo y por todo lo habido y por haber.
Más aún, a Salvador Fuentes le metieron una dura zancadilla al denunciarlo por abuso de dos menores, varones y por, supuestamente, no haber obtenido licencia del cabildo para separarse por 15 días de su responsabilidad como presidente municipal.
Luego, la Secretaría General del CEN panista, Cecilia Romero, dijo que la elección se cancelaba, mejor dicho, se posponía hasta el 12 de octubre, al mismo tiempo que descalificaba a Pedro Peralta como vocero del propio CEN panista, porque el aspirante a dirigente estatal había dado a conocer previamente la resolución de la dirigencia nacional.
Después vino el acto de desobediencia de la dirigencia estatal y la realización de la asamblea estatal de consejeros, donde acudió justo la mitad más uno de ellos, 34 de 66, los mismos que eligieron a Salvador Fuentes como su nuevo dirigente estatal.
La dirigencia nacional, nuevamente por la vía de la secretaría general, Cecilia Romero, le descerrajó un tiro a los miembros del CEN panista y anunció que todos serían destituidos y la elección invalidada y que el propio CEN se haría cargo de la renovación de la dirigencia estatal.
Pero ahora resulta que desde la presidencia de la dirigencia nacional panista se informa que no hay tal destitución de la dirigencia estatal panista en Colima y que el presidente, Raymundo González Saldaña, tiene un plazo de hasta 50 días para convocar a elecciones.
¿Está claro que los gritos, los sombrerazos y las patadas a las espinillas y salva sea la parte están a todo lo que dan?
¿Hay quién pueda decir, con certeza plena, que entiende cuanto ocurre en el seno de los panistas colimenses y del propio comité nacional?
Dejar en manos de la misma dirigencia la responsabilidad de volver a convocar a elecciones, deja en la misma situación en que estaban antes del 12 de octubre. Nada más, pero nada menos.
Es evidente que los jaloneos hacen que se fortalezca el voto duro de ambas partes, pero la diferencia puede ser la de aquellos que no desean verse involucrados en este proceso viciado, violento y desatinado.
Estos delegados pueden darle el triunfo a cualquiera, pero, lo cierto es que el daño a la imagen de los panistas es inmensurable en estos momentos.
Por lo pronto, reitero, Pedro Peralta Rivas ya cumplió con su objetivo: dividir a los panistas colimenses.
Tres Comentarios al Margen
1.-La iniciativa presidencial de que los partidos postulen a mujeres en la mitad de sus candidaturas es una acción positiva en la búsqueda de la equidad en la política partidista. Más aún porque obliga a que en los casos donde una mujer vaya de propietaria, también una mujer deberá ir de suplente. Sin embargo, vale recordar que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ya había determinado que los partidos debían postular, obligatoriamente, al 40 por ciento de sus candidatos a cargos de elección federales a mujeres, así como que cuando una mujer sea propietaria, la suplente debe ser también mujer.
 Pero EPN fue más allá y llevó el asunto hasta el 50 por ciento. Ahora, vamos a ver cómo opera en la realidad y qué resultados concretos positivos, más allá del discurso, trae esta medida.
2.- Entre el 85 y el 92 por ciento del presupuesto de egresos del gobierno del estado y de los 10 ayuntamientos se les va en nómina y pago del servicio de deuda.  ¿Así cómo?
3.- Creo que con el tiempo mereceremos no tener gobiernos. Jorge Luis Borges
Twitter: @macosta68