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jueves, diciembre 28, 2000

La amistad excluye la crítica, según los panistas

28 de noviembre de 2000

Agenda Política

Miguel Acosta Vargas

Cuando hice el primer señalamiento público a algunas de las acciones emprendidas por el alcalde panista Enrique Michel Ruiz, se sorprendieron algunos amigos y otros no tan amigos y hasta algún autodenominado enemigo personal. No entendían, me dijeron, murmuraron, cuchichearon, las razones de haber hecho público mi disenso de las políticas públicas realizadas por el alcalde panista.

Por supuesto, lo primero fue hacer ver la distancia enorme que existe entre el discurso falsamente democrático del candidato Michel Ruiz y sus hechos ciertamente autoritarios como primera autoridad en el municipio.

Más de uno de mis amigos panistas me hizo un reclamo abierto; otros, simplemente mostraron su cara de sorpresa y dolor. Para ellos, mis palabras escritas iban en contra de mis hechos, dado que me habían colocado en la clásica dicotomía de amigo–enemigo, donde los roles son mutuamente excluyentes. Si eres amigo, no criticas, y menos en público. Así suelen ser los panistas, la prueba está en que ya corrieron a Portillo, Rogelio y ahora van por Pizano, Manuel por los mismos actos presuntamente cometidos: dar a conocer públicamente lo que debe mantenerse en la secresía panista.

En este sentido, nada mejor que reproducir la parte sustantiva, desde mi punto de vista, del artículo publicado hace algunos días por Federico Reyes Heroles, denominado “El nuevo oficialismo”

“(...) El antiguo régimen mexicano, para utilizar la expresión de Tocqueville, los regímenes nacidos de la revolución, se sustentaron en un extraño tejido de argumentos, algunos modernos y otros no. Acabar con los latifundios fue moderno, no así sojuzgar a millones a una nueva esclavitud agraria. Fueron modernas las reivindicaciones laborales, no así el control corporativo. Fue de avanzada fomentar la industrialización, no el proteccionismo y los monopolios. El laicismo fue moderno, no la simulación. El fomento cultural fue pionero, no el control informativo. Fueron estos claroscuros los que edificaron un pensamiento oficialista pesadísimo. Oficialista era aplaudir al sindicalismo sin cuestionar el corporativismo. Oficialista era hablar de la reacción, sin mirar las limitaciones democráticas. Oficialismo era rechazar las comparaciones. México era único, faltaba más. Oficialista era callar los atropellos y aceptarlos por la "justicia social". Oficialismo era rendir loas a la estabilidad a cualquier costo. Oficialismo era aceptar el carácter intocable del Ejército y por supuesto del "señor Presidente". Cualquier oficialismo, al ser acrítico, es contrario a la modernidad. Democracia Verdadera y oficialismo son incompatibles.

Todo esto porque presiento que estamos ante el surgimiento un nuevo pensamiento oficialista. La añorada y tan postergada alternancia federal, la muy reciente vida democrática, pueden haber provocado algún humo que nos impide leer con claridad. La alternancia justifica todo, pareciera rezar la primera consigna. Como el que la logró se llama Vicente Fox, hay que ser condescendientes con él. No importa tanto lo que va a hacer, sino lo que ya hizo. El populismo que ya se anuncia, el protagonismo sin límites, el culto a la personalidad, son asuntos menores frente a la gran hazaña histórica. El beneficio de la duda, según esta consigna expresa hoy, hoy, no debemos ser muy severos pues hay que conceder un plazo para que las aguas cobren su nivel. El razonamiento es engañoso, no se invita a dar un plazo razonable para que las cualidades fragüen. Se nos invita a dudar de la veracidad de los evidentes errores de hoy, hoy, a dudar de nosotros mismos. En las sospechas, por extraños motivos, de una transgresión de la laicidad por los crucifijos y las bendiciones a los trabajadores, el que está errando es el crítico. Si algo similar hubiera hecho un funcionario priísta nos lo hubiéramos comido vivo. Allí los hechos nos hubieran permitido las dudas. Si no señalamos esas desviaciones hoy, hoy, el beneficio de la duda se transformará rápidamente en el perjuicio de la duda. Por dudar de hacer las críticas permitimos que las desviaciones se agigantaran.
La democracia autoriza lo que antes estaba prohibido. En el autoritarismo la intromisión de la familia en la vida pública estaba mal, en la flamante democracia no. El culto a la personalidad estaba mal en Perón, en Castro, en López Portillo o Echeverría, pero no en la democracia de Fox. La ruptura de cánones, la alteración de preceptos y la violación de reglamentos, son pecata minuta para un Presidente que, en esencia, es democrático. Los mismos hechos en manos de los autoritarios del PRI sí eran preocupantes porque, en esencia, no eran democráticos. Otra argumentación: ellos sí que violaban leyes "importantes", no bobadas. En la democracia foxista la medición cambió.
Y, finalmente, todo lo que se diga contra Fox es para favorecer al PRI. En esta lectura se olvida que 6 de cada 10 mexicanos no votaron por Fox y que en el país caben muchas más versiones que la lectura plebiscitaria, bipolar y maniquea de demócratas igual a foxistas y todos los demás, autoritarios, luego priístas. El nuevo oficialismo es una amenaza seria. A México lo dañó mucho carecer de una crítica consistente y sistemática a las desviaciones del poder. La crítica no puede tomar vacaciones. Debemos evitar la repetición. En eso consiste una mínima modernidad. Hacia atrás no hay cambio. Qué triste será que los otrora críticos se conviertan en los arquitectos del nuevo oficialismo
(...)”.

Hasta aquí lo escrito por Federico Reyes Heroles. Por supuesto, como en el dedicado a los amigos, éste también lo suscribo a cabalidad.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1.- Desear lo mejor para el próximo año ha sido tradicional y los seres humanos somos tradicionalistas. Así, deseo a todos que alcancen todas las metas que se propongan.

Por mi parte, espero que las bases para mi pesimismo no sean firmes y que todo sea menos negro de cómo lo espero.

2.- Mañana se cumplirán veinte años de haberme unido a una mujer maravillosa. De esta unión han nacido tres hijos. Hoy, soy veinte años más feliz.

3.- “Porque las mejores palabras de amor son las que no se pronuncian” Jaime Sabines

jueves, diciembre 21, 2000

Ayuntamientos y gestión pública eficaz

21 de diciembre de 2000

Agenda Política

Miguel Acosta Vargas

La función de un buen gobierno es mantener el equilibrio entre los distintos actores sociales. La idea de los gobiernos capaces de hacer todo por sí mismos ha quedado atrás con el agotamiento del Estado de bienestar. A lo largo del proceso de formación del Estado, el trazado de límites con la sociedad civil sufrió diversas alternativas. Aunque se debe recordar un hecho: los procesos de intervención de los gobiernos no fueron juegos de suma cero, es decir, aquellos donde lo ganado por uno de los actores es pérdida automática para el otro participante.


Actualmente, se cuestiona la facultad de cualquier grupo de la sociedad o del gobierno de constituirse en un poder por encima de otros y se demandan cambios en las reglas del juego, es decir, se busca una participación real de la sociedad en las tomas de decisiones. Por otra parte, los procesos de globalización significan una redefinición de la soberanía, dan un nuevo sentido al problema de la democratización y representan un desafío para los gobiernos, quienes no son precisamente víctimas sino actores importantes en estos procesos. Las demandas de cambios en las reglas del juego, se debe admitir, implican un reparto de las políticas y de las instituciones.


Del mismo modo, la forma y el contenido de la participación de alguna manera delimitan el quiénes deciden y quiénes deben ejecutar o acatar decisiones.


La burocratización transformó el orden de prioridades; se puso énfasis en las reglas, en la excesiva normatividad, y no en el ¿para qué? La razón instrumental no es un fin en sí misma, cabe recordar; cuando la burocracia se presentó como el mecanismo para consolidar la democracia representativa, Weber fue capaz de relacionar la razón instrumental con las necesidades de la sociedad de su época.


Si se desea una gestión pública capaz de generar los resultados demandados por la sociedad actual, el gobierno no debería instrumentar políticas públicas mediante mecanismos unilaterales de decisión. La gestión pública debería ser concebida como un sistema de cooperación social, con mecanismos e instituciones capaces de articular los intereses y la potenciación de capacidades del gobierno y de la sociedad.


La articulación de las exigencias y demandas nacionales con lo exógeno, de las políticas sociales con las económicas, y las distintas formas y complementariedad con los actores son, entre otros aspectos, componentes de una agenda básica de las funciones del gobierno para orientar las transformaciones de su perfil. Se requiere incrementar la capacidad de gobernar para un mundo cambiante y capacitar, con un contenido ético, a gobernantes y funcionarios públicos.

Lo razonable para la sociedad, el tipo de problemas públicos y la subordinación o preponderancia de la racionalidad a ciertas premisas relevantes para el desarrollo social son conceptos evolutivos en la interacción de las relaciones del Estado y la sociedad, de los gobiernos y la sociedad.

Nos encontramos con sociedades y gobiernos con deficientes capacidades para gobernar y se corrobora la ausencia de una teoría general viable para alcanzar un gobierno adecuado. En esta situación se debe elegir lo más acorde a nuestra realidad entre la diversidad de teorías y propuestas de solución. La perspectiva de mejorar la capacidad y perfil de los gobernantes y de los ciudadanos puede contribuir en esta búsqueda de soluciones a los problemas.

El objetivo de mejorar las capacidades de gobierno a partir de las actuales deficiencias para atender las necesidades sociales, permitirá afrontar en mejores condiciones los retos de fin del milenio y del futuro.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1.- Deseo a todos los lectores de Ecos de la Costa que disfruten de estas vacaciones decembrinas.

2.- “Más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo”. Miguel de Cervantes

3.- “Siempre es bueno dar consejos, pero darlos buenos es fatal”. Oscar Wilde

martes, diciembre 19, 2000

Transición y liderazgo, retos de Fox

19 de diciembre de 200

XERL "Angel Guardián"

Si queremos comprender las peculiaridades de la transición mexicana debemos empezar por el principio: la naturaleza del antiguo régimen.

Nada entenderemos si no comprendemos cuál estación abandonamos. Si el diagnóstico es simplista; es decir, que venimos de un autoritarismo sin adjetivos; un régimen equivalente al franquismo o a la dictadura de Pinochet, chocaremos una y otra vez con una dura realidad.

La diversidad y profundidad de los apoyos del régimen autoritario, la extensión de sus consensos, la existencia de una sociedad política cortesana, marcan el sistema que se disolvió lenta e irremisiblemente.

El rasgo definitorio de la mutación democrática tiene que ver con la naturaleza de los liderazgos políticos disponibles para pavimentar el cambio. He aquí la más miserable de las herencias del antiguo régimen. Son precisamente los hombres creados y cultivados por el viejo sistema quienes están encargados de reemplazarlo.

Nueva política, viejos políticos.

Es falso que la democracia está necesitada de liderazgos. Cualquier régimen bien asentado puede tolerar altos niveles de incompetencia durante cierto tiempo. El momento en que mayor talento se demanda de los actores, la etapa en que mayor responsabilidad se necesita, es el tiempo del cambio.

En efecto, los tiempos de transición son los tiempos del liderazgo. Ese es el gran vacío de nuestro tiempo: la ausencia de una camada de líderes políticos con sólidos anclajes sociales, con imaginación política, dispuestos al diálogo y a la negociación y conscientes de la urgencia de terminar con la transición y establecer firmemente el régimen democrático.

Los liderazgos que cubren el escenario mexicano en este tiempo de decisiones están muy por debajo de las exigencias nacionales. Podríamos detectar, en primer lugar, la incapacidad de múltiples actores para percibir la naturaleza de su propio tiempo. No son pocos los tropiezos que se originan en esta miopía.

En la cúspide de las instituciones nacionales, la Presidencia de la República, no existe conciencia precisa del significado de nuestra época. Vicente Fox dice y repite que México ha accedido a la "normalidad democrática" porque el viejo litigio electoral ha sido superado.

Se piensa entonces que la democracia se agota en la escrupulosa aritmética electoral sin detenerse a analizar las serias deficiencias institucionales que el país arrastra. Ahí el otro rasgo del liderazgo presidencial o, más bien, de la falta de éste: la política ondulatoria en donde se anuncia lo que no se persigue.

El establecimiento de un régimen democrático en México requiere de la participación de todos los partidos políticos, de todos los actores y de todos los mexicanos.

¿Estamos preparados para asumir nuestra parte?

lunes, diciembre 18, 2000

Los mediocres, según Fox

18 de diciembre de 2000

Agenda Política

Miguel Acosta Vargas

El presidente Vicente Fox Quezada lanzó su imperial cólera contra el republicano Andrés Manuel López Obrador por la reducción de salarios hechas a los funcionarios de primer nivel en el Gobierno del Distrito Federal, en contraposición con los elevadísimos salarios que el propio Fox y los miembros de su gabinetazo recibirán.

No contento con ello, Fox Quezada criticó severamente al perredista porque, dijo: “con ello recortará la capacidad de sus colaboradores y tendrá gente sin el talento suficiente”. La implicación es sencilla, elemental: “si le pagas poco dinero a tus empleados; entonces, son mediocres”. Una condicional perfecta, rotunda, evidente hasta para quienes reprobaron Lógica en el bachillerato.

Con esta argumentación como sustento, Fox Quezada justificó los altos sueldos para los secretarios de Estado, porque esto significa calidad en el desempeño de la labor y no caer en la mediocridad, según sus propias palabras. El panista fue aún más enfático, al señalar lo siguiente: "Yo sé que es difícil para las familias comprender por qué se les paga a los secretarios de Estado lo que se les paga o a un director. Se les paga porque son personas que cobran por hacer su tarea y conste que en el gobierno se paga mucho menos de lo que pagan las empresas. Un director de empresa gana el doble de un secretario de Estado".


Así, desde el punto de vista foxiano, cualesquiera personas que obtengan pocos ingresos al mes por su actividad laboral son unos simples y llanos “mediocres” y lo anterior no es una conclusión forzada por el autor de columna, sino la obtenida por el mismísimo Fox Quezada en persona al afirmar que: “si los funcionarios no recibieran esos altos ingresos significaría quedarse en la mediocridad y a la mera hora agarrar lo que caiga por ahí, pagar poquito, tener gente mediocre trabajando”.


Para abundar en su conclusión el panista explicó que si se pone el gobierno federal en manos de lo que “te caiga por ahí al paso de la calle, así nos va a ir. Yo creo que cuando los ciudadanos eligen a un presidente o a un jefe de gobierno, como en el caso del Distrito Federal, esperan lo mejor de lo mejor y si no se les puede pagar ese sueldo no tendríamos esa calidad de personas”.


De esta manera pasó Fox Quezada de una condicional simple: si pago buenos salarios, entonces no tendré mediocres como funcionarios, a una bicondicional o doble condicional, al afirmar tácitamente que: si y sólo si pago buenos salarios, no tendré trabajadores mediocres.


Y debo decir que, si Fox Quezada tiene razón, entonces, todos los trabajadores al servicio del estado somos mediocres, porque recibimos un pésimo salario y ello incluye a todos los trabajadores de la educación, del sector salud y de todas las dependencias del ejecutivo en sus tres niveles, así como de los otros poderes y podemos concluir que sólo Fox Quezada y sus gerentazos son los únicos bien pagados de este país y, en consecuencia, los únicos no mediocres.

¿Y qué es un hombre que gobierna un país de mediocres? Y si en tierra de ciegos el tuerto es rey; ¿en tierra de mediocres quien asistió a un curso de Miguel Angel Cornejo es el rey?


Averígüelo Vargas...

TRES COMENTARIOS AL MARGEN


1.- “A mí ningún desgraciado me insulta”, así inició, según mis fuentes, su respuesta el democrático y atingente síndico del ayuntamiento panista de Colima, Marco Antonio García Toro, al tiempo que se levantaba enfurecido con evidentes intenciones de agredir, también físicamente, al regidor priísta Jorge Vázquez Chávez, cuando éste le había hecho ver la evidente falsedad de lo dicho por el energúmeno funcionario panista.

Todo ocurrió en la sesión de cabildos celebrada el viernes de la semana anterior, en la que los panistas presentaron la lista de quienes serían designados como autoridades auxiliares.

Al razonar su abstención, Vázquez Chávez habría dicho que no podía votar a favor ni en contra porque desconocía los méritos, las cualidades y las capacidades de los propuestos. En contraparte, el síndico panista Marco Antonio García Toro dijo que la comisión integrada por el presidente municipal había hecho un trabajo profesional y exhaustivo en el que habían ponderado de manera primordial a las mujeres y los jóvenes.

Al concluir su intervención García Toro, el priísta Jorge Vázquez dijo que era falso que se hubiera tomado en consideración a las mujeres de la zona rural, puesto que del total de propuestos, 29, sólo 3 eran mujeres, es decir, apenas un poco más del 10 por ciento, lo que demostraba la falsedad de los afirmado por el panista.

Eso bastó para que el síndico panista, Marco Antonio García Toro se diera el levantón como si le hubieran puesto una calilla en la silla y soltara una serie de improperios y se pusiera fúrico, según mis informantes.

Por cierto, en esa sesión estuvieron presentes dos miembros de la dirigencia de la Canaco y uno de la industria restaurantera, quienes presenciaron la manera en que los panistas responden cuando se les señalan sus evidentes mentiras.

2.- Por cierto, permítame, amable lector, informarle algo, el ayuntamiento panista pretende dar marcha atrás en su absurdo intento de cobrar por extender los permisos a los particulares para podar árboles. Resulta que este concepto, que hasta antes de la llegada de los panistas tenía tasa cero, ahora pretendían cobrar dos salarios mínimos por esta licencia.

Me explico: el ayuntamiento está obligado a realizar la poda de todos los árboles que estén en la vía pública. Forma parte de sus obligaciones y es uno de los derechos de los ciudadanos. Sin embargo, sabemos que el ayuntamiento panista es incapaz de cumplir con las obligaciones que tiene y con sus responsabilidades. No importa, muchos ciudadanos estamos dispuestos a suplir esa falta de capacidad de las autoridades municipales y coadyuvamos con ellas, como ciudadanos corresponsables y deseosos de mantener en buenas condiciones nuestro entorno. Así, por nuestra cuenta y riesgo adoptamos varios árboles y nos responsabilizamos de cuidarlos lo mejor que podemos y, ya sea que lo hagamos personalmente o que paguemos porque un profesional realice la tarea, estamos en esa disposición y ánimo de participar activamente en la solución de los problemas de nuestra comunidad.

Lo que no admitimos, y por ello expresamos públicamente nuestra protesta, fue que el ayuntamiento panista encabezado por Enrique Michel Ruiz nos quisiera cobrar por su ineficiencia e incapacidad para cumplir a cabalidad con las responsabilidades que tienen.

Finalmente, debió ser la sociedad la que expresara su malestar por esta actitud prepotente, arbitraria, soberbia e incongruente. Pero no son capaces de admitirlo lisa y llanamente y pretenden “cuevearlo” como una fe de erratas a la iniciativa de Ley de Ingresos enviada al Congreso.

No le hagan al cuento, no fue “un error de dedo” lo que hicieron. Fue una salvajada, una acción criminal de lesa ecología, era la que intentaron llevar a cabo perdida en la sordidez de una iniciativa que poca gente tiene la probabilidad de conocer y revisar antes de que sea presentada al Congreso y, en su caso, aprobada.

3.- “Mis amigos me dicen que soy muy agresivo, pero me lo dicen a gritos” Jaume Perich